La novela negra está en crisis a causa de la crisis. He aquí una huevonada redundante que voy a tratar de redimir.
Hasta aquí, la NN subsiste como un espejismo de brote
verde entre el secarral que representa cada día más agrandado la literatura, la
lectura y la edición, cuya paradoja es que, cuanto más aumenta el número de
creadores, de lectores, editores y obras editadas, más disminuye el peso
cultural, educativo o ideológico de la escritura, medio en el que la novela
sobrevive como el muerto viviente por excelencia, en espera de ser enterrada
sine die.