jueves, 30 de noviembre de 2023

Cibervidas

 

Esto del Black Friday, el Ciber Monday, la Black Week, el Weekend Black, el Black is Black, el Yes is Yes y el más money, please, no están mal. Es como un cursillo acelerado de sacar y meter, la cartera (y el que la consiga volver a meter), que entrena para el periodo más crudo de consumo, el auténtico epifenómeno humano (bueno, y ahora de perros y otros ciudadanos) por el que se desempeñan en toda su extensión oral y anal todas las categorías del alma previstas por Spinoza y otros. 

Pero no busques descuentos en el aceite de oliva, pues no son unas rebajas al uso. Yo, de hecho, cuando llegaron, creía que eran literarias o así, una virguería del tenderismo intelectual, en honor a Defoe, el inventor del evento al llamar Viernes a su negro, y comprarle así de barato en las rebajas de la selva un nombre por el morro. Pero no. Eran de artilugios, que son las baratijas de los buhoneros de hoy, los abalorios con los que a los indígenas se nos compra el alma, y la hacienda, sacándonos de Manitú para meternos en Amazon. 

Y como todo se vende este día y todo el dinero lo iguala (bueno, menos el aceite de oliva), y todo son ya abalorios, macanas y chuches, es raro ver entre la panoplia del periodo más negro e iluminado con led del año, una de calamares a la romana. Si bien el abanico sea del copón y puedes aprovechar para estrenar cualquier chollo. 

Así, Feijoy ha adquirido un flamante equipo para su aplauso en el Black Friday; la misma Legislatura, muy rebajada como se sabe, ha empezado su marcha en plena Black Week (lagarto, lagarto), con el culo aún caliente del mensajero; y el mismo discurso de la Francina, esa que quería que los ujieres extremeños o andaluces de Baleares hablasen en catalán con otros murcianos o maños, también parece agenciado en una tienda (on line, claro) de arreglos para pelucas. 

O eso, o tiene un negro muy malo, con perdón, pero al que hay que dispensar, pues, aunque escriban como todo el mundo, o sea negro sobre blanco, se supone que le costará muy mucho enfrentarse a la página en blanco, y al final, por el pundonor o el compromiso, vas y la dejas hecha unos zorros. Que me lo digan a mí.      

jueves, 23 de noviembre de 2023

Mitos

 Las mujeres han descubierto el boxeo, y no va por lo de la Yoli con las podemitas, sino el del cuadrilátero, y lo están sacando a puñetazos de su vergüenza y ostracismo. Gracias, nenicas. Los caminos del feminismo son inextricables. Y sus efectos colaterales, más. 

Y es que todo mito hay que humanizarlo para ser creíble, y siempre toman las ruinas y derribos del anterior, la virulencia masculina en este caso, para construirse, pues esto del mito funciona como los santos, que para vestir uno hay que desvestir otro: deconstruir para construir. 

Así que si ellas lo practican como un ejercicio edificante y proactivo, y hasta como un deporte de competición responsable y honorable, ya no será pecado, ni machismo incivil ni antiestético, sino todo lo contrario, su desmitificación como anacronismo negativo. A la par que se levanta el nuevo mito de la mujer total, la somatizada, en el que el cuerpo como motor -previamente desalienado y reapropiado- ha jugado hasta aquí un papel fundamental, y al igual que Cristo se hizo hombre, la mujer, pues eso. 


Y es que el cuerpo siempre ha sido muy importante en una religión, para creer, aunque los de algunas sean increíbles.
 Pero es a partir de esa nueva mitificación humanizante o viceversa cómo se nos pretende dar por añadidura el nuevo paradigma social para todos. Y para todo. Por ejemplo, recientemente se encontró un documento, una peli en la que se descubría, o adivinaba, ¡al fin!, la figura de Miguel Hernández, en un congreso. 

Él, puro mito del que apenas se tienen referencias humanas salvo su genio -si es que este lo es-, resulta que era un mortal capaz de sentar su cuerpo en una escalera, una persona básicamente corporal. Una humanización a trompicones a la luz de sus carencias que acaba siendo precisamente lo que lo refrenda como mito, más aún que los Ibáñez o Morente, cuyas Nanas de la cebolla poseen mucha más fuerza que la de Serrat, aunque sea éste el creador del soniquete hernandiano por excelencia. Es la humanización mitificante, la marca de una época ya sin dioses, sin más cielo ni infierno que el fútbol femenino (y ahora el boxeo) y algún que otro poema bien traído.  

 

lunes, 20 de noviembre de 2023

Nuevo Operativo

 Surgen las dudas de si la designación de Mónica García es para reforzar la anestesia social, o para acabar por fin con las listas de espera, operándonos al fin  a todos, anestesiados, supongo.

jueves, 16 de noviembre de 2023

La tuerca

 

La perplejidad recorre España en modo fantasma, sobre todo en la acera de enfrente o progre, que ahora, van se hacen de nuevas, como tocados por el rayo de la copla: “la verdad a mí me engañó; cuando la verdad me engaña, ¿de quién me voy a fiar yo?”, y con la típica impostura puesta -otro día se pondrán otra cosa, la pana o tal- ante el desaguisado hecho con sus votos, ellos, que votaron con la corada y no con el bolsillo, como otros. 

Y se lamentan tiernos: estoy aburrido de la política, todos son iguales, tra,la,la. Pues siento decírselo, pero es la postverdad, cretinos. Tiempos fake que corren  que vuelan. Y reventar hoy la Constitución puede ser algo “impecablemente constitucional”, y desestabilizar mañana un país una migaja, un chollo, un pago menos que simbólico a cambio de normalizar una parte del mismo, que por cierto, tampoco estaba tan mal. 

Todo esto es Trump, es populismo, es neofascismo, y es… Pedro, que conoce muy bien a sus clientes -nadie puede ser tan sectario si no tiene millones de ídem en la urna-, y sabe que en cuanto pasen dos días, el votante, sobre todo el suyo, que tiene la misma memoria que la lubina a la sal, que dijo Alfonso Rojo, le volverá a llenar la andorga de munición, con el mantra ese de que no hay alternativa, no hay salida, ya que los demás son muy malos. Unos fachas. Por cierto, lo mismo que su Puigdemont

Y es que, si, dará asco que tu partido no cumpla las expectativas históricas, ni siquiera las de la fábula (tan odiosa) de la rana y el escorpión. Pero eso se pasa. Y volverán a pensar que el monclovita obsesivo es de nuevo la rana del cuento -la rana que salió rana, y venenosa-, picada por el bicho, y no otro escorpión con el aguijón listo y bien cargado de veneno. Vamos, que después de su reelección, Sánchez podría aspirar perfectamente -y lo mismo está nominado- al Mejor Arreglo de Perrea en los Grammy Latinos de hoy, y lo raro es que no lo saquen a hombros de su investidura en el Congreso, que ha convertido ya en su tentadero. 

Y es que siempre se nos olvida lo más básico: que los grandes partidos (y los demás se han apuntado) son ante todo empresas que apostaron hace mucho por la estructura vertical (un puro franquismo) para nuestra “democracia”, para que así todo dependa de ellos, pobres y ricos, dependientes o patronales, a las cuales, incluida la catalana, por supuesto tampoco les ha gustado la amnistía, ¡ja,ja! ¿Estamos entonces por fin ante una huida inminente de los ricos en cohete a otros planetas? No. Simplemente nos hallamos en otra vuelta de tuerca de la descomposición, la nuestra, en medio del cinismo general (y que trabajen los negros), solo que más empobrecidos, en todo, y enfrentados. O sea, más pobres.

jueves, 9 de noviembre de 2023

Contorsionismos

 

Sánchez debe de ser un caso insólito de cómo apoyarse a la vez en dos extremas derechas (Vox y Junts/Junts y Vox) para neutralizar tanto a su derecha como a su izquierda. Y sin ser de centro. Y ponernos a todos y todas a cavilar. Vamos, que si tuviera alguna posibilidad de autoanalizarse, ya se habría donado él mismo a la ciencia.

Un consejo

 

Días atrás y páginas adelante del periódico que acoge esta columna se alababa, casualmente, a la Junta (Castellano-Manchega, la de Page), concretamente a su Consejo de Poética Fiscal. Tal cual. Yo lo pensé errata (genial por otra parte), pero como no fue corregida a posteriori ni nadie ha llegado a desmentir tal consejo, pasada una semana ahora soy yo quien felicita a nuestros mandatarios -dejémoslo ahí; gobernar es otra cosa- por disponer de un órgano, con miembros y todo, supongo, que así, a bote pronto, invita a la esperanza.

Pues, aunque no sepa en qué consiste tal cosa, por el nombre tal vez pudiera ser algo así como mandarte multas o citaciones en endecasílabos, o hacerte una paralela con un soneto con estrambote (que por lógica siempre saldrá más a pagar), o quizás se dediquen a convocar premios de poesía que desgraven. A la mejor rima, una rebaja del 2% en el IRPF; al peor haiku, un gravamen en el IVA cultural, y facilidades a autónomos y amas de casa para presentar solicitudes en romance asonante, por su escaso tiempo libre, y primas especiales por hacer gestiones en trova en vivo y en directo (previa cita, naturalmente), e incluso en rapeo, para acomodarse a los tiempos. Y así. 

Yo mismo me presentaría con unas coplillas para tangos, aunque ya sé que el flamenco no es muy del interés de hacienda, moviéndole más asuntos como la bachata o el perreo, que siempre se hacen más en negro. Hombre, también me gustaría que corrieran más las listas de espera en las que estoy, y no solo de sanidad, porque es que duras más en ellas que Los del Río con Macarena. Pero ahí volvemos a lo de gobernar, y no es el caso. 

Y que no vamos a emborronar con lo prosaico una iniciativa tan insigne como es unir, aunque sea por una vez y solo en epígrafe poesía e impuestos, lo excelso y lo bajuno, todo un logro. ¡Todo un Consejo para buscar la justicia, o mejor la equidad, a través del fisco y las quintetas! No hay administración, ni siquiera entidad pública que destaque por armonizaciones de tal nivel. Ni siquiera Puigdemont ha pensado en una reivindicación así para los suyos. Una cosa tan vital no ya para la propia autonomía, sino para la misma independencia. 

Algo inexplicable, y más con el gran poeta que tienen enfrente, capaz de todo por conseguir un pareado. Todo un desperdicio.

viernes, 3 de noviembre de 2023

Trayectos

 

Antes se dedicaban a jodernos la infancia, que es la única edad para la que estamos preparados. Mayormente no lo hacían aposta. A ellos los jodían y ellos a nosotros. La rueda de la jodienda. 

Te ponían a jugar a “ayudar”, y al llegar la pubertad ya eras eso hoy tan en voga, un fijo discontinuo, por la costa, o sea por la cara. Y como enano que eras te lo pasabas en grande. Y tenía sus ventajas. Así, de adolescente no te querías suicidar, como ahora, pues solo pensabas en matar a tus padres (y otras víctimas colaterales). 

Y como tampoco estabas preparado para ser púber o adolescente, no te perdías nada. Con el plus de buscarte la vida enseguida, al estar metido ya en lo productivo. Lo cual no solo te ahorraba una juventud disipada, para la cual es obvio que nunca nadie ha estado preparado, sino que, además, te zampaba de golpe en la madurez, los niños, las responsabilidades, hecho un hombre, todo aquello que estaba chupado y te comías con patatas y que, al cabo, ya viste que eras un fake, una estafa, pues no tenías ni puta idea y el motor era la inercia, pues al llegar los cuarenta te creíste un rato más joven, ese no puedo ser yo, y te las seguían dando por todos lados, ya que tampoco estabas preparado. 


Ni para la adolescencia de tus hijos, ni para la vejez de tus padres, ni para soportar el gatillazo, ni el rap. Un joven viejo obsesionado por no ser un viejo joven, que ni siquiera era ya O.K. para el trabajo, ese asesino, aquella cosa de ciudad que tras las peonás infantiles resultaba un chollo, cobrar por un pasatiempo. Y al poco viste como esa crueldad que llaman la mediana edad, que como “la mediana” ya iría bien servida, era otro campo de ignorancia absoluto, junto a la enfermedad, el desamor (siempre en otros), la incertidumbre de lo vivido y la ansiedad por la cara B del disco en marcha. 

Y al fin la vejez, la madre de todas las negaciones, la vida como eufemismo, y por tanto tan esquivada, tan inasequible, ese examen para el que en teoría hemos estado estudiando toda la vida y acudimos a él en blanco, resultando ser Pedro Navaja, matón de esquina. La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida, ay, Dios... Parapaparadapapapapa...