El plan de desescalada del gobierno puede resumirse con la vieja aspiración patria de follar y seguir siendo virgen. No sabemos pues, si meternos a monjas (teresianas, claro) o a putas, por supuesto con seguro sanitario, y mascarilla casera.
miércoles, 29 de abril de 2020
martes, 28 de abril de 2020
Crónicas del gulag
No hacen más que repetirnos
que después de esto vamos a ser mejores, y, no sé, pero ya me conformaría yo simplemente
con ser.
lunes, 27 de abril de 2020
Crónicas del gulag
Bulo socavador de la confianza en el gobierno y provocador de su desafección: La tierra es redonda. (O no)
domingo, 26 de abril de 2020
Crónicas del gulag
Si una cosa está clara ya en todo esto es que no te puedes fiar de los políticos que tanto les gusta salir en la tele. Otra, es que aún te tienes que fiar menos de los que no salen en ella.
viernes, 24 de abril de 2020
Crónicas del gulag
Iglesias y los niños. Pero
este tío, ¿qué es, el Flautista de Hamelin o el tío del saco?
Trailer
En
un mes, palmo arriba o palmo abajo, tendremos aquí la NN, NiNi, o Nueva Normalidad,
que es el eufemismo con que se ha dado en llamar al régimen provisional (aquí
sinónimo de perpetuo) que viene.
Ello, en nombre de un estado democrático y de
derecho que estos barandas han desgastado de manosear, saliéndoles hasta guacheras de
tanto babosearlo, pero que en realidad han dejado en los huesos, por nuestro bien y
seguridad, claro.
Y es que si la democracia es hoy una pantomima, el estado de
derecho, con una justicia sin base tecnológica, nada preparada para el
teletrabajo, mediatizada desde arriba y más bloqueada que la sanidad, es la
próxima candidata a inútil para el servicio, o sea para garantizar que tanto
incumplimiento constitucional tenga los efectos pertinentes, en la segunda
crisis o recrisis que vendrá y se solapará con la sanitaria, económica y social;
y adiós muy buenas.
Así, lo del recuento de muertos propiciado desde este poder huele a cabreo, que los impresentables se han tenido que tragar como
un sapo, pero que, con la inoperancia a que se aboca la instancia en cuestión, saben que no pasará de
pataleo y que el pequeño Nuremberg que les podría sobrevenir desde ahí, por
malversación, irresponsabilidad, negligencia, abandono, auxilio indebido, y
medio código punitivo más, todavía se hace más dudoso.
Si bien, y por si acaso,
se van bajando de esa burra de equiparar esto a una guerra, también por temor a
esa costumbre de las postguerras de pedir los damnificados cuentas a quienes
las pierden. Aunque ese verbo no esté en la mente de estas lapas cuyo sueño de
nuevo Mundo Feliz consiste en un estado de alarma permanente y un igualitarismo
buenista, urbanita y de un polpotismo limosnero.
Pero tampoco renuncian a la
guerra misma, que más que cultural ya es civil aunque sea por lo oral, contra la disidencia, la
crítica y la resistencia, ahora antipatriotas, enemigos y saboteadores
mentirosos de los coronabulos, no en vano está en juego otro gran fiasco a la
vista y que pretende acallar toda discordia: la Gran Reconstrucción –más
lenguaje pseudo épico-maoísta-. Por supuesto, sobre los muertos. A sobrevivir
pues, que no nos podemos perder esa película.
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