El perfume masculino de más éxito es el Sauvage de Dior. Empieza oliendo a pimienta y bergamota de Calabria -si es de Nerpio no vale-, y al final a geranio, lavanda, pimienta de Sichuán, elemí (que ni me suena) pimienta rosa, vetiver y pachulí,
El perfume masculino de más éxito es el Sauvage de Dior. Empieza oliendo a pimienta y bergamota de Calabria -si es de Nerpio no vale-, y al final a geranio, lavanda, pimienta de Sichuán, elemí (que ni me suena) pimienta rosa, vetiver y pachulí,
La cosa no viene de ahora. En el principio era el verbo, y el verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y no es que nos la dieran frita con ajos, sino que nos la metieron hasta la bola.
Es noticia que Milei va a tener ocho ministros y cuatro perros. Aunque lo realmente noticioso sería lo inverso. Y más relevante que gobernasen los perros en vez de los ministros, ya que, como es sabido, son intercambiables.
Y no va por Cristo, sino por quien puede acabar montando uno de carallo, y sin más vela en este entierro que el mechero proporcionado por sus pagadores para dar lumbre, y tabaco, si se tercia -los mirones están para eso-, a los protas de ese cafiolo con pestuzo a quilombo de campanillas que se han montado en Suiza para putear(nos). Lo que se dice un mero cafiolero del encame por conveniencia.
Y cobrando. Pues alguien dispuesto a meterse por medio y separar a dos que riñen a muerte, jugándose la vida, sin más armas que su lengua melosa cañiazucarada, o es un locatigüisqui o cobra de lo lindo, y a lo mejor lo consigue.
Yo no sé dónde se cree que está este cabrón. Bueno, sí, en el paraíso de las cuentas opacas, y va a intermediar lo suyo el muy liendre, en pos de una (si no la tiene ya), o sea, callar, compadrear, alcahuetear, tergiversar, poner el cazo. Y con su boquita dulzona nos relatará al chaucherío y la charamusca cómo nos salvó del holocausto ibérico (¿jamón o paleta?) que se nos venía encima.
Y así, como en todas las guerras, aprenderemos algo más de geografía, y cuando
nos digan El Salvador, ya siempre diremos sin dudar: ¡capital, San Salvador!
Ole.
Jennifer Hermoso presentará las Campanadas en la 1. Lo cual acaba de convertirla en la parodia de Blancanieves de este femipeculiar siglo XXI (otra más) y a Rubiales en el príncipe que, pasando por allí, por el siglo, la besa, ella sale de su encantamiento (o desencanto, o aburrimiento, o muermo, o idiocia, hay tantas lecturas posibles…), que los enanitos quedan tan contentos que, en efecto, la nombran icono oficial del nuevo glamur tatuado y abachatado universal. Eso sí que es dar la campanada. Aunque a alguno le dé las uvas.