jueves, 25 de abril de 2013

Nuevaoleros


Italia da yuyu a los que llevan el carrito del helado, el del mantecado de verdad. ¿Porqué? Simple memoria.
En las alturas siempre hay alguien del bachillerato antiguo que sabe que, cuando Hitler llegó al poder, Mussolini llevaba ya más de diez años haciendo el bulldog en el balcón del Quirinal, adonde, como quien dice, llegó sin despeinarse. Así es que, ¿quién teme a Virginia Merkel, esa becaria socialprusiana metida a madrastra del sonrisas y lágrimas europeo? 
EUROPA EN 2022, VISTA A TRAVÉS DE LA BOLA DE CRISTAL
No. El punto es que Italia sigue siendo un think tank del diseño político, y lo mismo les sale una castaña pilonga que un marrón glacé. Y eso, a los conducators (de BMW más que de Ducati, eso sí) del status quo global, inmovilista por demás, los pone a comprar papel higiénico. Dos capas. Una menos que las aquí se gasta la clase política, que ni ha ido a clase, ni la tiene y ni siquiera es política, condenada a ser eterna nuevaolera, o de la tercera vía que se dice en fino, que es cuando se acaba la linde y el tonto sigue, y que es lo que los diferencia de la mula, aunque mételes el dedo en la boca y te quedas con el muñón, como el guacho mengo ese del Madina Sidonia, o su madrina la del mal karma – Lina Morgan también hizo una que se llamaba La madrina–, tan fatutos ellos, huyendo, y Alfredo I el Desahuciado, el primero, de celebrar primarias in articulo mortis, todos cual nazarenos trasnochados (en su particular procesión del silencio, y no de los corderos), repartiendo caramelos de jalapa para, mientras que los que chupen pasan un día en el váter, o en las carreras, o en las cadenas, ellos ganan tiempo buscando donde amorrar, que ya se resucitará en cualquier sitio, aunque sea cobrando, que para eso está el estao, para aflojar, pues según datos, el PP ha bajado sólo una décima el gastazo zetapero, encanados en la nueva ola de keynesianismo, o gasta que algo queda, que nos invade. 
Menos mal que ya van a aplicar por fin su programa, para consolidarse como partido yenka o rosa de los vientos: izquierda, derecha, delante, detrás, un, dos, tres, al centro, y pa dentro. Manos a las carteras, pues. Gracias que ya no nos quedan billetes de quinientos. Que yo no sé porqué Alfredo I (y último, espero) quiere que desaparezcan, si entre Griñán y su mariachi (entre otros) ya se han encargado de ello. Y aún dicen que la sentencia de la Pantoja ha provocado cascadas de indignación. Para cascadas, y de las buenas, las que levantan estos payos, y por onanimidad.

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