Vestido de percales
lleva mi estrella.
Quien tuviera un cohete
para ir a verla.
Los mocitos van a verte
secarte el pelo en tu reja
y a certificar paquetes
postales de luna llena.
Caña de azúcar,
canela en rama,
miel sobre hojuelas
son tus enaguas.
Si tú no me quieres
y yo ya no te quiero,
la escarcha en la mañana
se vuelve hielo.
Desdichado es el alba,
tabaco y oro.
Como yo lo acompaño,
ya no está solo.
Cuando se acuesta
el sol con el ocaso,
qué bien le sienta.
Vale que vale, vale que vale,
que esta noche habrá fuego
en los andurriales.
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