miércoles, 1 de mayo de 2024

Maduros

 

A Sánchez se le ve más maduro. Quiere ser nuestro padre, nuestro tío de América, nuestro amigo gay sensible y empático.

Y la derecha, fiel a su guion, se subleva. Aunque quien debería hacerlo es la izquierda, pues la va a dejar para las mulillas. 

Salvo quienes se jugaban el sueldo o algún chollete, ni uno solo de ella salió el finde a la calle por él. Pero como, aprovechando su desmierde, se ha subido de conducator del autobús, si le disparan se estrellan, y si no, los hunde en la miseria, en la nada, los deja de chicos y chicas para todo del socialismo, que como es él, tampoco está garantizado que sobreviva (y acabe como un reino de taifas) a esta nueva huida hacia adelante cesarista, kirtchneriana o macroniana. 

Y lo que no llegó ni a socialdemocracia quedará en otro engendro típico de la época, preñada de populismo, de postverdad maniquea de buenos y malos -en aras de la cual sobrevuela ya una nueva censura-, de política ficción de circo y fieras, espectáculo al que acaba de abonarse como gran estrella el presidente al ver que iba perdiendo a los puntos. 

Y nada más llegar se ha liado a hacer bolos del nuevo show para subir el share (y pronto con pases a bajo precio para niños y jubilatas), haciendo como que se coloca como nuevo GLF (Gran Líder Fraternal) contra el fascismo, que acabará de confundirse con el comunismo, y con las témporas, con el obligado apoyo de la estéril y perdida izquierda, más que segundona, a la cola ya de la movida y maricón el último. 

Una táctica inopinada de acoplamiento por liquidación del negocio a cambio de cosicas y chuches que ya empezó con ZP, al renunciar a su papel histórico y admitir como animal de compañía la puesta en escena universal diseñada por el neoliberalismo, cuyo seguidor local más ferviente acaba de declararse, casualmente, el bueno de la muerte, el latidemócrata Sánchez, que cabalga de nuevo, dejándolos más aún a los pies de los caballos. 

Y ahí están, debatiendo si renovar su sacrificio, extinguirse, o meterse a banderilleros. Mientras, los jóvenes solo poseen un perro, un móvil y, algunos, un patinete. Lo cual consideran un gran avance. Vamos progresando.


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