Las primeras Trumpadas del re-presidente, han sido más bien decepcionantes. Pese al negocio mediático mundial adoptándolo como gran rellenador de parrillas, y vendiéndolo como el nuevo Atilano del barrio para inquietud si no acojono de todos los niños y niñas de entre 7 y 99 tacos, la única medida de calado del menda ha sido soltarle un estacazo a los coches eléctricos -a lo mejor para quedar bien con los trabajadores desheredados de la industria clásica, su gran apoyo-, soliviantando así a su socio y querido Musk.
Por lo demás, circo, espectáculo, ruido previsible y mucha pose para el gallinero del nuevo golfo de América. Es decir, política de hashtag ante lo que se anuncia una nueva época que ni Trump sabe en qué consiste ni cómo meterle mano.
Pero en Europa, cada vez que cambia eso, la época, el miedo se erige en forma de vida. Y ahora estamos ya en alerta amarilla. Por si acaso. Pues lo que viene a este Gotham cada vez más distópico e imposible, no parece muy alentador. Y su cartel anunciador, con un Joker y su Banda de la Injusticia como iconos con su propia moral, y más anarcos y caóticos que el propio Batman, más convencional, previsible e inoperante, despierta el desasosiego a izquierda y derecha. Y mucha espera desesperada.
Así pues, no nos preocupemos, que para eso se hizo carne él y habitó entre nosotros, para redimirnos tanto del fascio clásico a toro pasado de Franky, como del neo.com del Fleky amarillo. Es su única estrategia: que viene el coco. La del tío del saco. Y mientras la época llega, él, a hacer el payaso como Batman. Menudo morceguillo.
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