Anoche soñaba yo
que era el agüita de azúcar
de una raja de melón.
Vine a verte el domingo
y te habías ido.
Al culto, me dijeron,
y eran las cinco.
A las ánimas en pena
les van poniendo velones;
regalaíto mi cuerpo se consume
como la cera con las calores.
Me tiraste un mandamiento
declarándome en ruina
quitándome de tu cuerpo.
Escribe en las paredes
de tu vasija
la curva de mi pétalo
versos de tiza.
Qué cuenta se me da a mí
de vivir a la intemperie,
que si tú ya no me quieres,
qué más da ni que más tiene.
Pregúntame si quiero
que tú me quieras.
Respóndete tú misma
y así lo aciertas.
Vengo del híper, vengo del híper,
con doce cajas cargás de bíter.
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