viernes, 26 de abril de 2024

En obras

 

En estos momentos, un millón de cuerpas y cuerpos -igual hasta el ministro de Economía- están en un gimnasio escurriendo sus carnes de cara a la campaña de verano.

Mucha gente quiere pensar en esos antros como una máquina de aquellas que le echabas la masa, le dabas a la manivela y salía una galleta ondulada para mojar en el chocolate, que solo de pensarlo me dan ganas de volver a hacer la primera comunión. 

Pero no.  Algo así solo puede haber sido ideado por un inquisidor protestante, ya que la ideología que subyace a todo el sudor, mugre y sufrimiento de sus aparejos de tortura es la reforma. Y no es que ésta fuese ajena a nuestros Torquemadas católicos, sino que el potro tenía una finalidad anímica, siendo la anatomía solo el instrumento, por eso se cebaban en ella, porque el suplicio eleva. 

La trituradora actual de vianda propia solo persigue, en cambio, a base de dedicación y ética laboral, la sensación de levitación y el éxtasis por medio del esfuerzo desgarrado, la perfección canónica de la civilización de la mirada por el autoesculpido, la producción corporal misma y el cambio de cualidad por el machaque de algo que es una carga como el cuerpo. 

Y se la hace uno a sí mismo, siendo tu propio sponsor, sin más intermediarios sacerdotales que la cinta de correr y tus tendones, que convierten lo fisiológico en un restaurante de cuatro tenedores para uno mismo y los demás, siendo lo más espiritual de todo el fandango la reparación del vicio con el daño -el equivalente de la penitencia por el pecado católicos-, la muy notable y yupi sublimación del yo hecho ya otro, y todo, envuelto en el deleite por el dolor como quintaesencia sadomaso que alienta en realidad el horno del hedonismo, esa justificación moral del capitalismo. O nos apaga. 

En resumen, que nos encanta la marcha y manufacturarnos como una mercancía más, como para un pedido, tanto propio como del vecino/a. El problema es que la manufactura coincide con las comuniones, la renta y las olas de calor prematuras. Y vienen las correprisas y la ansiedad (por lo de la renta). Y no da uno abasto con el cuerpo, hecho un mindundi. Pero es tan trending topic

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