Está siendo todo un
espectáculo. Patético, casi grotesco. Lo del nuevo Bokassa electo (por ahora solo
Bokasas). Desde Riga a Lisboa, de Algeciras a Estambul, otro fantasma recorre
Europa: Trump, y se derraman lebrillos de lágrimas, lágrimas como garbanzos
(especiales las de Garbilondo), siendo una pena que la elección no coincidiera
con Halloween.
Porque en EE.UU ha sido un verdadero funeral, con desfiles, cánticos
y flagelación, y de lo más moderno, por la libertad, el futuro, en forma de
happening, el funeral fiesta, tan típico de los progres más cooool, con falsas
catarsis y un ya que estamos, vamos a pasarlo bien. En Union Square han llegado
a la performance de un duelo con notas adhesivas de colores con condolencias y
lemas finalistas: “no nos dividirás. El amor lo es todo”, “esto no termina
hoy”, “todo va a salir bien”. El funeral post-it, ese decadentismo insuperable.
O no. Miley Cyrus, que se iba a ir a Canadá si ganaba Trump, lo ha superado y
entre lágrimas ya lo acepta, y le dice: “Si quieres abrir tu mente y tu
corazón, podría darte una llave”. Pero él tiene a su Melania, más blanca y pura
que la de Lo que el viento se llevó.
En Europa en cambio dura más el dolor. Al
menos hasta la misa de los ocho días. El jefe de opinión de un gran diario y
(tal vez por ello) uno de los tertulianos más lerdos de hoy día, se preguntaba
que, si Trump es fascista, ¿todos sus votantes lo son? ¿Tantos hay en EEUU? Pregunta
retórica. Siempre hay muchos más fascistas que los que votan, en Rusia o
Tailandia. Y en Europa, el doble, pues la socialdemocracia (selectiva) se ha
hecho religión oficial y muchos han de comulgar con esa fe y la pose de
izquierdas para medrar.
Y he aquí el nuevo negocio callejero. Para sin o con papeles. |
Como esos que han dejado medio continente hecho un solar (para
preservar el otro medio, el rubio, protestante y correcto norte) y ahora, en
vez de afianzar la unión de verdad, la de todos, la política, la fiscal, la
militar, solo lloran porque los americanos van a ir solo a lo suyo, habrase
visto. Otra gran ocasión que se perderá. Y todo lo que nos pase, será poco.
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