A Rita Barberá no se
la ha cargado ni el PP ni la Sexta ni cualquier otra secta. Nada personal
tenían con ella; solo negocios. Por eso pudiera ser que, igual y según iba floreando
tontunas en las páginas del Black Friday, tan arduas de compaginar, no encontró
un bolso a juego con su ostracismo y se vino abajo. Porque eso duele. No es la
primera, ni el primero que cae en un atracón de escaparate, que más bien ha
sido lo suyo. Y que en España, la muerte, esa justiciera de géneros, tiene concertados
este año en su libreta de baile más de 200.000 valses con mujeres, y mujeras. Y
tocaba.
Más o menos, el mismo
número que embriones hay en busca de madre (y a ti, papá, te encontré en un
vasito), esperando congelados sin saber donde colocarlos, aunque, eso sí, bastantes
menos que jamones, que para eso somos también (además de pajilleros
trascendentes, quiero decir) el primer productor de cerdos de Europa, aunque no
lo parezca en absoluto. De modo que entre unas cosas y otras, lo que sí está
claro es que este país es en sí mismo un stock de macanas de tal desmesura y
proporción que ni declarando negros todos los viernes del año se quita tal
marrón.
Obama indultando al pavo. |
Los pioneros de esta
nueva moda, han sido como siempre los famosos, entre los que creo que se
contaba Rita, y Lenny Kravitz, Paris Hilton, Morrisey o Lady Gaga (gagá para
impropéricos) se declararon hace ya excedentes de cupo, y entre nosotros se
acaban de apuntar Olvido Hormigos, otra desengañada de la política, el sexo y los
videos (aunque no de las mentiras), o su ex cousufructuaria de pene, Ana
Obregón, o, por motivos obvios dicen los malpensados, Bibiana, Roxy, Loles León
y otras chicas del montón, que lo hacen de la manera más natural ya, entre
recetas o incluso entre costuras, dejando atrás las del Pulpo, la Libélula y
hasta la del mismísimo Misionero, entre costura y costura.
Pavo indultando a Obama. |
Lo que sí es una pena es
que en el Viernes Negro no haya oferta de féretros. Parece un sinsentido, pero
no. Indica claramente que los vampiros, en especial los nuestros, siguen igual
de señoritos y absentistas, y prefieren de todas todas el colchón viscoelástico
al tieso ataúd. Y es que negro negro, ni
los viernes lo son ya. Todo lo más un gris borroso.
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