Egocentrismo
Lejanos
interludios
que al reposo
del alma
el alba hieren
con cantidades
negras
de la pez de
los días
para asombro
de un tal
Antonio son tus
voces,
me llaman y me
afilan
el vórtice de
un sueño
del que emerjo
con sueño y
despertado.
Hay una flor
adonde los
luceros
que no tiene
más algo
que sus socios
insectos.
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