jueves, 19 de julio de 2018

La pajera


Europa, que es ese sitio donde hasta la derecha es socialista, acaba de aceptar la fórmula ibérica de “vivir a pajera abierta” como compatible o al menos no herética con sus principios cuentaguijas, al dejar que sureños desmanotados tan de de pro como nosotros, nos podamos saltar gayamente el techo de gasto y pasarnos por el forro la contención del déficit. 
Ignoro si se trata de indulgencia o de otra trampa atrapapardillos mediterráneos. De gente tan delgada no te puedes fiar. Hombre, de un abisinio sí, pero no de quien tiene para comer. Algo pasa con el que puede llenar el frigorífico y luego se come una bolsa de ensalada (entre cuatro). No es solo cuestión de modas o cultura, pues luego bien que se ponen hasta las patas a la que caen por el desagüe hasta aquí. Es ideología. 
Profesiones del gasto sin techo (de gasto)
El protestantismo, además de como ideal de contención, comedimiento y sobriedad (a ratos), se inventó sobre todo como un mecanismo de frugalidad para un entorno donde había poco que mascar. Lo que no quiere decir que en nuestro medio predomine el lema de reventar como pellejos porque aquí sobrara, sino que, en su lucha contra natura que es toda religión, el luteranismo se hincó más en cercenar, frustrar y anular esos deseos corporales, quizá por serle más urgentes. 
Y ahí siguen, delgados… y queriendo que todos los estemos. Pero es que, bajitos y delgados, y ya sin oficios para ejercer de tales como toreros, mineros o segaores, y en pleno socialismo hospitalario, recién inaugurado por P.S., y quizá ya refrendado por Europa, es de camareros, cocinicas, limpiadores, sanitarios, asistentes, guardas, socorristas, ambulancieros y animadores varios, de lo que nos toca hacer para vivir. Para lo cual hace falta mucho gasto y pajera abierta. Por eso lo de Europa, que también se beneficia, aunque sea en vacaciones. 
Amateurs sintecho del gasto (del techo)
Aunque no descarto que, en pleno verano, y deseando emprender como están, su huida de cura anual al sur a ponerse a hinchaperros, y no por este orden, de melón, cerveza y tinto de verano –vale, para Juncker que sea doble–, se hayan entregado al desatino estival y pensado: total, la vida son cuatro días; ya los pillaremos a la vuelta. O eso, o es que son más buenos que Marc Gasol.

No hay comentarios:

Publicar un comentario