En el día de hoy, de
la Visitación de la Virgen, de CLMancha (ay, la Virgen) y día mundial sin tabaco
(aunque en todos los oficios se fume, que dijo el otro) las líneas rojas han
sido suprimidas y la compañía dramática nacional estrena al fin el sainete
“Pactando, que es gerundio”,
cuyas entradas están ya a la venta –los interesados acudirán con invitación– en las taquillas de los abrevaderos de información y propaganda habituales.
cuyas entradas están ya a la venta –los interesados acudirán con invitación– en las taquillas de los abrevaderos de información y propaganda habituales.
Los vetos han caído y todos, convencidos (o
compañeros de derrotas) de su papel de unidad de destino en lo particular en la
historia, declaran arrebatados casi a grito pelado con arrebato un repentino
“¡me duele España!” (que a otros nos huele, más bien, pues el cante a dodotis es
monumental), y se disponen, por el bien general, a renunciar a hacer un Valle-Inclán,
cuya animadversión hacia su colega Echegaray era
tal que, cuando éste fue a donarle su sangre, la rechazó porque estaba “llena de gerundios”.
De este modo admiten, en un lance inaudito de
buena voluntad, deseo de paz y vamos a llevarnos bien (o no trincamos), a sus
contrarios, hasta aquí arteros enemigos, como compañeros de ese viaje glorioso
y definitivo una vez más a la Ítaca feliz reservada como conjunto inenarrable que
somos de altos intereses (aunque para intereses conjuntados, los suyos). Y lo
que fue ultraderecha es ahora derecha populista, la nueva derecha es liberal, la
socialdemocracia centroizquierda bonancible, la extrema izquierda, alternativa
y los secesionistas legítimos inconstitucionales.
Que nada empañe el pacto (de
los lobos) por ese futuro del que usted puede pedir ya un adelanto a cargo de
la cuenta de beneficios. Así que, no amontonarse, hay tronos para todos. Y más
aún truños. No importa si usted votó, por interés, por ideología, o por joder.
Usted obtendrá, bien como artículo de broma o como mojón auténtico, un truño de
último diseño democrático como recordatorio de su visita al templo de la luz. Y
ellos, un trono donde practicar la risoterapia con el espectáculo cuatrienal.
Así es la vida. Unas veces se gana, y otras, tampoco.
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