Se dice que en el
2050 incorporaremos a nuestra dieta los insectos. Ves, algo de lo que me voy a
librar por causa impepinable. Aunque los más agoreros prevén que tal dieta se
imponga mucho antes si se lleva a efecto la horrible coalición del doctor
Franky y su cochero. Será por bichos, tú.
Aunque a mí lo que me despixela el
cerebro y me hace perder el sentío es la enseñanza concertada. No la que se
produce en los conciertos de Viñarock, que esa sí que debería estar
subvencionada (quiero decir más aún), sino la negociada en su día por el Psoe
para financiar a la iglesia a cambio de llevar los progres sus niños a sus
escuelas para poder ser luego anticlericales con razón, y a sus políticos
(salidos de sus aulas) dárselas de luchadores laicos a la vejez.
Y, siguiendo
con el tema, en estas viene Bono, camarlengo de vocación, que no apareció en
campaña, ni en la Sexta, porque a Sánchez no le convenía que saliera en
pantalla una pose “socialista” más nacionalconstituyente que la suya, aunque
estar, estaba, y reaparece diciendo, entre otras perlas otoñales y tóxicas, dignas
de tiempo de setas, que no se le ocurre otro gobierno posible que el del par de
zanguangos del matrimonio consanguíneo salido del tetris electoral (que no me
guardes la cría).
Y mientras, Aznar, otro vampi de la caverna (¿o será de la
taberna?) friqui, defendiendo apoyar todos al Psoe, pero con otro figura. Y
Page, saliendo al ruedo a postularse con pasecitos de quite. Qué curioso todo. Y
que me da esperanza, pues creo que nos garantiza que hasta 2050 lo que más seguiremos
tragando son sapos, que es lo que ha pasado ya de ser exótico o extravagante, a
ser lo cotidiano y lo normal. Aunque los insectos ya están aquí, y a las
pruebas me remito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario