El mundo que viene es
al vacío, envasado como para luego. Y no hay tu tía. El mapamundi global se
conforma como una red de no más de cien súper áreas metropolitanas autoeficientes
–Cataluña tiene una y de ahí el lío–, conectadas entre sí y otras 300
secundarias. Lo demás se queda para los jabalís y campesinos (que menos mal que
disponen de jabalís). Y ahí te quedas, Obélix. Apañaos.
Pero, tranquilos, que
los híper van a hacer autocrítica, para ver si así ganan más (y hay más para
repartir con los políticos), y examen de conciencia, se supone que a lo
maoísta, ya que se trata de productos del agro; y se van a confesar con Pedro y
Pablo, adalides del nuevo hombre sensible, perfumado de ambiguo y capaz de
llorar, avergonzarse de sus errores y mostrar sus emociones y pedir perdón (y a
otra cosa), pero tierno, suave y susurrador (de acémilas más que de caballos),
sacerdotal y sibilino hasta derretirte la curcusilla –para foráneos, rabadilla–, y sacrificado hasta
aplaudir al rey, con tal de meter su SMI, salario del miedo para unos, o indispensable
para otros, ruinoso para muchos, irrelevante para tantos, propagandístico para
ellos, que han tocado pelo –y alguno hasta cortado una oreja, ya veremos si a
lo Van Gogh– y de ahí su tristeza a posteriori, como pasa en cualquier coito. Aunque se les pasa pronto.
O sea que no es solo la geografía. Todo tiende a vaciarse,
de todo, en un existencialismo que, loco por hacer huecos, incurre en un nihilismo
vital extensivo y a destajo. En nuestro caso, mientras las dos Españas, años ha
vaciadas, se rellenan de humo y voces, y la tercera de los que no quieren ser
de una ni de otra es achicada, fumigada y exterminada, la España que queda no
es la cuarta (que es irreal y de Mediaset), sino la Quinta, directamente, la que
se ha quedado en el quinto pino, o pijo, en el cubo de quintos y sin quintos;
la vaciada pero aún no hueca, y ya veremos si huera, pues no hay quinto malo
(aunque mira Quimto Rra).
La de la nada que está cada día más llena de hartazgo
de todo y de todos. Y aún así, en las noticias viene que el déficit de cerdos roza
máximos históricos –no así el de jabalís–. Increíble.
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