Aprobar
los presupuestos nos ha costado a los españoles anómicos (o sea, sin más
identidad nacional que la española) más de 11.000 millones de vellón que van a destinarse
para regalías de algunos representantes
de los dichosos “territorios”, sean soberanistas o no.
Cuota de padrinazgo, impuesto
revolucionario presupuestil, mordida tipo multa de tráfico mexicana (si me lo das
ahora te lo dejo en la mitad) o como se quiera llamar, en todo caso se trata de
un parné casi manguta, de balde y lotero que, como todo dinero fácil, salvo alguna
mísera parte que irá para remiendos, ortodoncias, parcheos de diverso jaez, e
incluso algún revoque de fachada (aunque el asunto en sí ya es toda una
fachada), se irá mayormente en galguerías, alboroques, mandangas, butibambas y
antojos varios de las clientelas de los barandas extorsionistas, que con su
chantaje, pues no otra cosa es, y aunque parezca una propinica de nada
–¡¡bote!!–, piensan repelar con ello algo de territorio al capo principal (para
servir y proteger, claro), por cierto cada vez menos capo di capi, pero que aún
parte y reparte y se lleva la mejor parte, regalando lo que no es suyo y que no
es humo de pajas, sino casi el 10% del gasto nacional, léase una vergüenza.
Eso y aunque
digan los agraciados que apenas la cosa apenas si da para tapar estragos en sanidad,
educación, infraestructuras (el mantra diario y achaque favorito de los muchos asaltabolsillos
y jetas inútiles que nos pueblan) y no su pedigüeñeo mafiofrailuno, que será el
destino fatal del montante que tanto monta y nos cabalga. En definitiva, un desvío de fondos que, como da el pego
democrático, con su parlamentarismo, aunque sea de bodeguilla, chalaneo y trata
de ganado, no será calificado ni siquiera de distracción, con lo cual nadie los
dará por desaparecidos, y mucho menos robados, que sería el delito imputable.
Un
robo, aunque sea a punta de pendrive, a la igualdad entre ciudadanos de
distintas comunidades prescrita por la ley primera y más obligatoria, que todos
estos se pasan por el forro.
Ríete tú pues de Blesa, Rato, González, los ERE y
los merenderos VIP marbellíes; para chiringuito, chiringuito, e ideal ya para
ir haciendo caja de cara al verano, éste de juntarse cuatro tardes a tomar
gintonic a gastos pagados por el erario, aunque sea a escote, para llevarse, al
cabo, una tajada, qué digo una tajada, una almorzada de casi dos billones de lo
de antes, y todos contentos porque ya tenemos (tienen) presupuesto. Fumata
blanca para ellos, negra para el resto.
Y algo que es aceptado, además, como mal
menor, porque, si no fuera así, qué sería de nosotros en otras manos pérfidas y
atentatorias del orden. Y luego, la unidad nacional ante todo, que por eso será
que se lo reparten con sus pares nacionalistas territoriales, digo yo.
Y eso es
lo que ha dado de sí mayo, mes de vírgenes y de abuelas, pero también de
mártires, sobre todo de ciertos ósculos nuestros a los que estos buitres del
mal menor se han aficionado sobremanera.
Así que no nos queda más remedio que
seguir tomando baños de asiento, para lo cual los lodos (más aún) del Mar
Menor son ideales, según afirman los proctólogos, y que mejorarán tanto agujero hecho a nuestra
geografía, humana, por supuesto. Así sea.
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