Agua para el culto
Un velero se
fue al mar
como si
entrara en un cuerpo,
abriendo
llagas de espuma,
mecido en olas
de fuego.
que hace con
sus caballitos
nidales de
plata pura,
y convierte
corazones
venidos de la
amargura
en tiovivos de
colores
con el alba
por montura.
Fuego en el viento,
rosa de arena,
vé y dile tú al oído
mi amor canela.
Las aguas del mar llamaban
a una sirena a nadar
y tú me llamas,
contigo, me llamas,
cañaílla a naufragar.
Auroras son los días,
romero verde,
las sabanitas blancas,
flores de jara donde perderme.
Vuela en el
aire,
fecunda mi
alma,
que tengo esta
noche
la alegría de
guardia.
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