Si los intereses creados, y no precisamente de Don Jacinto Benavente,
son una losa difícil de mover donde sea, los de aquí son un macizo granítico que
ni con un tren de goma 2. Algo tan viejo y caduco que a Podemos no le costó proponerse
como su dinamitero.
Pero ya en el poder, convertidos a la ley del embudo, el
abuso, el expolio y otras honorables dedicaciones de la casta partitocrática,
ante los ataques, preventivos o no, de los citados intereses, amenazados o no,
y de otros ganados con más esfuerzo que el de estos ‘alternativos’ en
encumbrarse, ellos responden acusando de malas artes, de una guerra
bajofondista para echarlos, de una conspiración en las sombras tal que las de
El vampiro de Dusseldorf, y un ejército de las cloacas donde todo se
desarrolla, como en El tercer hombre, que hablan del peliculeo que se gastan
estos galgos contra podencos (y viceversa), notándose además que ya tienen
llave de las famosas cloacas, por la información que manejan.
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¡Cloaqueros del mundo, unios! |
Una política de papel higiénico y viagra a la que si el
virus ha prestado su ayuda, no es la causa real; pues si éste fue la excusa
perfecta para cerrar (de una vez) el Congreso, y ahora lo es para escatologizar
(merdalizar, más, si cabe) la vida pública, los senderos de gloria por los que
transita toda esa bazofia de cama y retrete, infamia e inmoralidad ante los
verdaderos intereses del personal, quedaron definidos cuando la comunicación
como base de las relaciones sociales pasó a ser a distancia (y hoy más aún, por
el virus), digital, totalmente mediatizada, presuntamente interactiva…y
perfectamente inverificable, pues toda información es válida y todo es verdad,
o sea, postverdad, o sea, mentira.
Algo que en verdad no inventó Podemos, pero
que es su líquido amniótico. Y qué esperar cuando se acepta mugre como animal
de compañía.
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