Lo
peor de las matanzas es que luego hay que lavar las tripas, hacer las
morcillas, orear la carnicería, picarla, embusar, todo el fritorio, y para
terminar fregar todo bien hasta la próxima.
Ahora estamos en el oreo y lo que
se dice empezando a picar carne, tras la fase previa e ineludible de los
obligatorios chistes macabros que ni aposta: “todos unidos venceremos”, “no
podrán con nuestra democracia solidaria y progresista”, o el rebuscado para la
ocasión “no tenim por” –ojo al pronunciar: porc es cerdo–.
Que yo, dicho sea de
paso, me descojonaría aquí mismo, si tuviera ganas y no se tratase de los
típicos dichos necios de componenda y circunstancia con los que nos salen a la
que pintan bastos los profesionales de liarla parda, con ese mismo falso
optimismo utilizado para otros casos fúnebres, como cuando se descuelgan con minucias
tales como: “le tocaba”, “ya ha dejado de sufrir”, o el “ahora hay que seguir”,
aquí tan repetido como inane –si te parece, nos pegamos un tiro, no te jode; como
si no tuviéramos bastante con ellos mismos a los micros–.
Será por eso que en
esta siguiente fase, la de embutir, que ya comienza, el humor, más de adobo, si
no más gracioso sí se muestra ya más divertido. Así esos vecinos y conocidos
del asesino al afirmar que era una buena persona, un chico majo, no un nini ni
nana de eso, sino un buen estudiante, con su empleo y todo, y su sueldo, y hasta
hablaba perfectamente el catalán –aunque esto, si era buena gente, ya se supone
y holgaba decirlo–. Y lo de tirarle bolardos a la alcaldesa desde un púlpito tampoco
está mal para calentar el show.
Todas estas flores... |
Y eso que los couperos, antes de hacer
tamañas afirmaciones, supongo que habrán hecho los deberes del buen revolucionario,
y ya puestos, no echarán, por ejemplo, gasolina al coche que proceda de ningún
país criminal o irrespetuoso con el planeta, como tampoco se les ocurrirá
vestirse con ropa hecha por niños explotados del mundo (uníos), ni echarán a la
bonoloto de Montoro –al que odiamos también aquí–, ni espero que los
cubatas los hagan con cocacola, aunque la sede ibérica, vamos a dejarlo ahí, de
ese maléfico y oscuro brebaje esté afincada en su nación, el país petit que dijo Pla.
¿...no estarían mejor aquí? |
Y es que, aunque parezca de Perogrullo, la pluralidad de
fuerzas represivas, más que la paz, lo que garantiza es el enfrentamiento. Y
ahora es cuando desde esa barrera ven con cierto optimismo y no sé si claridad que pueden quitarle la exclusiva al
estado (visto como ajeno) que la ostenta, dudosamente ya.
Esa es la gran cuestión política alumbrada (en realidad poli-mili) y tanto tiempo ocultada a todos y por todos, desde izquierdosos hasta fachas, y por fin puesta sobre la mesa de sopetón, como recién descubierta como un eureka a raíz del gran crimen, y ya veremos si las distintas fuerzas del procès no tienen muy distintas formas de acometerla, pues ahora sí que se habla ya de palabras mayores.
Esa es la gran cuestión política alumbrada (en realidad poli-mili) y tanto tiempo ocultada a todos y por todos, desde izquierdosos hasta fachas, y por fin puesta sobre la mesa de sopetón, como recién descubierta como un eureka a raíz del gran crimen, y ya veremos si las distintas fuerzas del procès no tienen muy distintas formas de acometerla, pues ahora sí que se habla ya de palabras mayores.
La pregunta por tanto en el nuevo
esquema posible ya de oficializar la presión y coerción en un sentido
claramente fracturista, y ahora bajo el amparo (o amenaza) de una fuerza (¿de paz?)
institucionalizada, que puede ser propia o contraria, según vengan dadas, lo cual implica la renuncia obligada a la violencia por el resto de la sociedad
civil separatista (la física, las otras seguirán), es: ¿Qué papel jugará entonces la gente de a pie, o aunque sea motorizada, en ese nuevo reparto de papeles y situación? O dicho más en cristiano viejo: ¿Y
las masas, qué? Pues me temo que, de momento, como siempre, a lo suyo: osease, de mataero
en mataero.
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