jueves, 19 de mayo de 2016

La Patética

Hay quien nada más ver venir la vejez va y se deprime. Lo cual no es grave, sino realista. Más preocupante es quien, con las mismas, trata de que sus hijos también sean viejos, que es la peor de las corrupciones, y de las más perpetradas por padres contra hijos. Que si tragan, aún es más deprimente. 
Puede que lo hagan por una buena causa, como esos yayos izquierdosos que hacen hasta el pino para atraer a su viejo ideario a sus ideológicamente desperdigados vástagos, para ir de la mano en las manis, como el último gran placer de la senectud. Que será chocante, pero menos lamentable que los que, por lo mismo, y ya sea por soledad o por rentabilizar lo mucho invertido en descendencia para nada, al ver huir tanto al tiempo como el dinero se hacen de la causa de los hijos, aunque sea de lo más dudosa o contraproducente con la suya. 
Pero si hay algo especialmente denigrante es ver a esos puretas trasnochados cómo invitan a sus pobres criaturicas a un concierto de Bruce Springsteen, como a una reunión masona o a una sesión iniciática de espiritismo, para, con amañado embeleso, mecheros encendidos llevados ex profeso (pues ya no fuman) y lamentos compartidos por no poder beber birras, contemplar al Jefe sudar entre su bótox e injertos de pelo, como acto trascendente.
Qué papis más majos. Si tú no has hecho eso por tu prole, si no te ha invadido esa forzada euforia, esa premeditada nostalgia trasferible, esa empatía trucada, esa babosería de relaciones paternofiliales sustituidas por la de amiguetes, más falsa que una Ossa de 4 tiempos, te falta un pelo de la calva para ser un fachoso. Muchos lo harán por chochez, por explicarse sin hablar, esa aversión intergeneracional, y darse a saber a través de la afición o emociones presuntamente idénticas e identitarias. Que el hijo acogerá con complicidad no menos ilusoria. Es la última oportunidad frente al desconocimiento mutuo, antes de pasar al recuerdo. 
Pero muchos más lo harán por introducir en la postmodernidad más progre, creíble y a la vez contestona y salvaje por rockera(?), a su progenie, como un ritual de paso, para investirlos así como de los suyos, cantando Nacido para correr, y si es We shall overcome (Venceremos), que es como la Internacional gringa por lo gospel, ahí ya es el descuaje. Y te sale del alma lo de “en pie patética legión”. ¿O era famélica?

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