Esto de votar se está
poniendo imposible, primos. Como se supone que no vas a votar a los tuyos, que es
lo normal y cada día sabes menos quienes son, entonces, ¿contra quién votas?
jueves, 30 de abril de 2015
viernes, 24 de abril de 2015
Día del libro: lecciones de supervivencia ante su peligro
Dicen que en una guerra la primera víctima es la verdad. Y yo digo
que y la última. La primera verdad se refiere a la periodística, espuria y a
medias: la verdad urgente, que desaparece raptada por los propios sátrapas (por
nuestro bien),
lunes, 6 de abril de 2015
Parábola de Cuaresma
Hallábase un día el Profeta tirándose el moco con una
muchedumbre de víctimas de la operación retorno de Semana Santa, aherrojados en
un atasco de autopista, y aprovechando que no podían huir fue a por ellos con
la siguiente parábola:
“Había una vez un
gorrinero que al fin encontró la primala de sus sueños. Para vuestros oídos
diré que así es como en ganadería se denomina a una gorrina primeriza. De tan
buena traza que su compendio de cualidades tal parecía dar cita en ella, cual
asamblea democrática, a lo mejor de cada casa: el Pietrain, o petrel, de sus
perniles rivalizaba con su entreverada panceta Landrace, landraz en jerga
gorrinera; y el costillar sajón con la espaldilla inglesa, y su fertilidad tipo
York..., para qué las prisas.”
Todos paralizados de atención, pensando en el jamoncete, los
chorizos, el fin de la vigilia de cuaresma, en medio del desasosiego de la
destemplada intemperie.
“Ya os digo, todo un animal de consenso con el que asegurar
un porvenir sólo anublado por los dos tipos de aguafiestas que todo criador
pudiera detestar: los desencantados y un amo loco. El desencanto, por lo
argucioso y antojadizo de su elaboración, que dejaba con el culo al aire un
encantamiento que, a la vista de los resultados, no tenía más objeto que la
consiguiente desilusión, una pose para otra pose que, cual huevo hilado, hacía
madeja en la pura y dura medranza, para enojo de ingenuos y regocijo de
ladinos. Pero hete aquí que el gorrinero los tenía calados; yo no sé si es que
sería veterinario, o psicosociólogo o qué.” –Risas entre el público–.
“…Y en cuanto al amor, era preciso vigilarla, como a
cualquier primala, porque lo mismo se torcía encaprichándose de un galán de
diseño de Pininfarina con menos redoma que un efebo de Miguel Ángel, como que
le diera el tufo de un verraco con las cerdas como punchas que la baldase. Y
decidido a reemprender el futuro con la primala, a la creación de una nueva
raza que garantizase una herencia panorámica, en cuanto la vio en amor se le
ocurrió, porque le sonaba de la tele, hacer un tanteo, lo que los locutores
llamaban unas primarias.” –Y todos expectantes ya–.
“Y yéndose con ella de camino, atizándola con una vara de
avellano en hocico, hijares y orejas, según convenía, y enderezándole el ansia
que ante la husmeada cercanía de su final feliz destilaba babeante por entre
los colmillos, la acareó hasta un lodazal de celo tal, al que varios machos
menos seleccionados que el combinado de Del Bosque habíanse agazapado, arrojados
a él con tal brío, que al sere separados a patadas, lo que era ya preñada, la
cerda ya lo estaba, ya que los amigos no habían leído a López Ibor y habían ido
al grano, que fue lo que a la par de lo otro, comenzó a crecerle del berrinche
al gorrinero, el cual, en virtud de la incertidumbre de la semilla puesta en la
coyunda, puso en venta a la cochina con el siguiente cartel: Primala de primera
con las primarias hechas”.
Los domingueros aguardaban entre un bullicio de suegras y
chiquillos un desenlace, un algo de aquello que parecía un anuncio de algún
consumible, pero que no lo era, convencidos de que el Maestro revelaría
finalmente algo útil para la declaración de la renta o tal, un mando a
distancia moral o un libro de instrucciones de la esperanza, o incluso una
degustación de ibérico, hasta que uno dijo: “!Bueno, y la gorrina qué!”.
A lo que el Maestro contestó: ”Estar atentos y no os
desconectéis porque la gorrina es el tiempo que ha de venir. ¿Pero no véis que
es una parábola, so cáusticos?”.
A lo que otro replicó: “Vale, tío, pero tú eres una mierda
de animador de autopista. Para eso, ya teníamos al toro de osborne! Menudo
parabólico, que no echa ni fúrbol ni ná!”.
“No, si este es del Barça, ya verás”, dijo otro mientras la
multitud se dispersaba insatisfecha, no sin antes recoger firmas para que lo
pusieran de patitas en la calle, con la siguiente retrónica: ”Joer, siempre
igual. Todos los domingos a esta hora, el Evangelio según san Pablo...”. “Sí.
Para esto, mejor un guardia de tráfico, ¿no?”. “O mejor aún, un guarda jurao”. “Pues eso”.
jueves, 2 de abril de 2015
La clientela
No sé si
la juez que ha dictado que los cursos de formación andaluces iban dirigidos a
construir una red clientelar, está recuperándose en algún balneario, quebrada
del esfuerzo.
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