viernes, 29 de enero de 2021

Huelga decirlo

 Pablo Manuel I amenaza ahora con una huelga general. ¿Pero, revolucionaria? Es que si no, no me apunto. No será que no se lo digo.

jueves, 28 de enero de 2021

Perspectiva

 Solemos creer que somos enanos a hombros de gigantes. Pero la realidad (y los políticos) nos están llevando a algo que aún puede ser peor: creernos gigantes a hombros de enanos.

Con un par

 Necesitamos esperanza más que Cenicienta una rumba. O eso o buenas mentiras, que también haylas, y, como la buena verdad, también son tenebrosas. Pequeños, dulces cuentos, uno tras otro. No hay mejor ayuda para creer o dormir, qué más da, y amenizar la espera de lo que nunca llega. Y ahora sí que estamos en las mejores manos. 

¿Meter cintura, o en cintura?

 El gobierno confía en la cintura política de Iceta. ¿No será una indirecta?

lunes, 25 de enero de 2021

miércoles, 20 de enero de 2021

Invierno

 Con el nevazo he vuelto a los dieciséis. Violeta decía a los diecisiete, pero creo que era solo por mantener el ritmo poético. Lo suyo son más los 16, o los 15 –más dinámicos– y si es medio siglo después, mejor. El tiempo hace más fácil el recuerdo. Aunque para volver a los 16 yo nunca tengo pegas. Pongo Jumpin’ Jack Flash, y en el primer riff ya estoy electrizado y allí, en un baile del Rabo de la Sartén, absorto con la versión del grupo que la toca. 

martes, 19 de enero de 2021

El nevazo permanente

 Veo lo que pasa y me acuerdo de los que entonces te decían como el peor augurio, “¡mia si te cayera un nevazo!”. Y es que el nevazo continúa.

Y hablando de dinastías...

 Se veía venir. A la pandemia habrá que unir la podemia de Pablo Manuel I. Ea.



lunes, 18 de enero de 2021

Variantes

Variante británica anti-Llongueras


 

Desechos

 






Nieva







 

Ficciones y contradicciones: Contribución a la crítica de la ecología política (para un planeta más justo, naturalmente) Post-it 29


 Memorias de una cobaya

Archivo de ïndex 1579. Versículo 12, cap.III. Ibidem, o sea.

Fue el año pasado; me inyectaron una nueva variedad de receptor de serotonina, no sé si el 4-b o el 4-14. El caso es que me puse en siete kilos. Estaba tan monstruosa que la grasa cloacal me ocluía hasta no poder poner. Sufrí varias embolias y por poco la palmo, hasta sobrevenirme una inhibición de la ovulación, y por ahí me libré. Por ahí y porque, como estaba tan horrible, no quisieron sacrificarme, dejándome por imposible como experimento, que fue lo peor pues, de resultas, cogí lo de la vista, eso que dicen protoepilepsia transitoria deferente. Pero eso fue pan con leche, comparado. ¿No me ve usted las calvas y las magulladuras? –Se mostró ella–. Fueron unos meses negros. Si no es por la dieta de lágrima no me repongo. Abstinencia depresiva estricta. Me quedé que no servía ni para echar mi enjundia en escabeche. 

[–A veces no somos más que eso, una simple experiencia ajena]



...En aquel tiempo llegué a comer excrementos de conejo, tal era mi apetito. Cuando se encendían las luces de puesta extra nocturna, el hambre me disolvía el miedo y, al ser verano y vivir los conejos bajo el porche de aperos, me colocaba bajo las jaulas, quietecita, para recoger las cagarrutas recién escapadas de sus culos, o de la boca, porque se las comen para recuperar así todo el valor nutritivo que les queda, cosa que hacen de noche, por pudor, como son tan mírameynometoques... Lo hacen..., sí. 

Al principio yo también pensé que era nauseabundo, pero lo cierto es que mantienen ese sabor rosáceo de la alfalfa en ensalada con brécol y zanahoria y, también, todo hay que decirlo, ese tufo boticario del gránulo. Por lo demás era aceptable para un caso perdido como yo. Pero ya pasó. Le aseguro que ahora ya no me como nada de noche, ¡ja, ja!

Letras pa'l cante: fandangos

 Ubicuidad perfecta


P'a trasnochar, el verano; 


tus ojos, de primavera

(y disfrutar, en verano.)

No hay hijos como en otoño

y pasar frío en invierno,

y de noche, tener sueño.  

Mis ansias de soledad

se figuraban la muerte,

(ansias de mi soledad),

y fue cuando al conocerte

la vida vino a encontrar

su perdularia corriente. 

Yo no voy a las misiones

porque por misión yo tengo

no vivir más que una vida,

y cuando me vaya digan

murió don misión cumplida.

 


jueves, 14 de enero de 2021

El claustro

 ¡No salgas! ¡Quédate en casa! Al primer copo, los gobiernos han volado –para eso sí– a reanudar su lucha ya desde el Covid (¡Mantén la distancia! ¡Protégete de los demás!) contra el encuentro e interactuación como forma productiva social, animando al homo clausus (con brotes promiscuos) que somos hace mucho, al encierro como gran panacea de todos nuestros males. Y con gran éxito: los móviles llevan echando humo va para un año. 

La comunicación ha dejado de ser presencial y en vivo –y llamar es lo más, un acto personal de entrega casi íntimo–, para ser solo en directo, burocrática, con público y notario (los demás, las operadoras, el control granhermánico), pues el móvil y las redes en particular son la nueva teatralidad de la integración social, como en el Renacimiento lo eran la etiqueta y la urbanidad como signos de modernización, y el que está fuera, quien no vive pendiente del móvil y no se autocoacciona aceptándolo como la gran premisa relacional, es un inadaptado, alguien que está fuera del proceso social. 

Una presión que acrecienta el miedo actual, suscitado siempre por los otros, sea a la guerra, a Dios o a uno mismo como ahora a esta soledad de pre-muerte (social, de momento), al abandono a un olvido anticipado cuyo paradigma son los muertos desde que el covid manda en nuestros miedos. Una muerte de lo más silenciosa, casi sutil, tan aséptica como queremos nuestras vidas, como jamás antes lo fue “bajo unas condiciones que hayan fomentado tanto la soledad”, que dijera Norbert Elias

Y sin embargo, de donde viene esa aberración relacional, por el ansia de independencia y autosuficiencia individual, es de la misma necesidad de interacción con los demás para encontrar sentido a la vida. Lo cual es una paradoja. Y un drama, el de no aceptar nuestra relativa autonomía, ni reconocer el nuevo miedo con el que contender, que nos lleva, no a la acción, sino al extrañamiento de lo social, cuya opacidad, su ininteligibilidad, está hecha de miedo; y al display como última ratonera. Así es que, perdonen la sentencia, pero si el guasap es hoy la máxima locuacidad, nos espera un mañana de lo más lacónico.

domingo, 10 de enero de 2021

Metijacos

A mí Yoko Ono siempre me pareció una pedorra, y más después de izarse a viuda rentista del mito en usufructo, que esa es otra; a saber qué sería de algunos sin el valor añadido del asesinato, tan inmortal, tan fértil. 
Yo mismo, si me llegan a matar ayer –y anda que no lo intenté en innúmeros pasos de cebra– ahora tendría diez veces más de lectores –o sea, once–. Pero es que esta tía es una trepachepas insufrible. 
Ahora se ha unido a cinco premios Nobel más –ella también lo será de algo, digo yo, ya que lo fue hasta Kissinger– para pedir la amnistía de algunos de los golpistas condenados del Procès, por ser su guarda una grave anomalía de un estado de la UE. Y no estoy de acuerdo. Con el argumento, digo. 
Va de cuentos: Yoko Ono y los Cinco Nobelitos
Puedo coincidir en que los suelten. Es más, nunca fui partidario de su encarcelamiento, al suponer que se iba a convertir en el cachondeo, el teatrillo rentable a la ignominia, la burla de ese estado de derecho que rige fiero para los demás y del que se les llena la boca a los que lo utilizan para sus propósitos partidistas, sectarios o de bolsillo, y que derivaría en más vergüenza, infamia y demostración –la última, la de esos 6 “nobiliarios”– para este país, por decir algo, que no es que sea una grave anomalía de la Unión, pues toda ella es un puticlub donde todo vale con tal de mantener las buenas formas y respetar los negocios –si bien España sea su socio más jeta, pues el buenismo clientelar es tan grande que si se instalaran aquí los Stones, en nada les daban la dependencia y, tal y como están, una minusvalía por lo menos–, sino un estado semifallido de la misma. 
Y si no, cómo los 5 mosqueteros y D’Artacana iban a meter mojada –la descomposición es lo primero que huelen los buitres– guiscando en ese complejo histórico del español furibundo y retro, del que también se sirve el gobierno y demás rapaces de la confusión, para seguir convirtiendo esto, bajo la bandera de la anticrispación, la concordia mal entendida y el falso consenso, en tierra de aventureros, de saqueo y, al final, de nadie. El erial perfecto para campar entre tontos, que siempre están bien acompañados. Somos tantos. 


martes, 5 de enero de 2021

Dar la campanada

 Cristina Pedroche cobra las campanadas a 5.000 € la pieza. Aunque ella, seguro, hubiera querido que fuera por cuartos. Será por cuartos.

lunes, 4 de enero de 2021

Identitat

 Déjense ya de monsergas y díganlo claramente: la movida de Illa, la misteriosa, tan traída y llevada, solo obedece a una cuestión, por vergonzosa y vergonzante que parezca: que en Cataluña, como en tantas partes guais y molt honorables y desarrolladas, tampoco quieren de President  a alguien cuya identidad sexual no sea la “normal”. Així estem.