viernes, 29 de septiembre de 2017

Veroño


Los corresponsales extranjeros no saben lo que nos pasa –los foráneos de siempre han pretendido diagnosticarnos, pero que nos curemos nosotros (de lo que ellos nos digan)–. Alguno ha llegado a apuntar estos días, irónicamente, un tipo de “catalepsia” mental. 
Pero ése es otro síntoma, la guasa, que indica solo que el visitante lo único que consigue al venir a peritarnos es contagiarse. Y cuando les preguntan, como ellos mismos al encuestar al indígena sobre lo que pasa, adoptan toda la impostura del falsario que logran arromanar, se ponen solemnes, declaran que la cosa es preocupante, y a continuación se van detiendas o tomarse una cerveza artesana. 
Están contaminados. No en vano venir de corresponsal aquí (y a Cataluña más) es un chollo no menor que estar de Erasmus, pues al tener que adoptar la forma de vida autóctona para mimetizarse con el terreno –las mongetes amb butifarra, ligar al carrer, la conya marinera, etc–, es como preguntar sobre México a unos recién casados de luna de miel en Cancún. 
Y más en esta época, que además es un invento tan español, el último, la cual aún no acabamos de dominar: el veroño, ese limbo meteorológico, ese otoño de niqui, ese soletón chusquero reenganchado, el veranillo de san miguel ampliado que es ya la quinta estación y que solo existe aquí, como hija putativa del anticiclón que nos azora entre la tirítera y la calentura, con sus insectos despistados (que nos harán pasar de televisívoros a insectívoros), su oferta de abrigos a 30 grados a la sombra y todo un lío para agencias de viajes y menús, que empiezan los pucheros, y en plena sudarrina no ganamos para sofocos en un cuerpo de guardia sublevado ante la tiranía medioambiental, sin saber, como las gallinas, si poner el huevo (ni dónde) o ponerse a escarbar, y de ahí nuestro éxito como país gallináceo, gran exportador de huevos por esta época, un gran un país depositor, y no solo de opositores, sea al gobierno o a guardias civiles. 
Y es que el veroño, ah, frío de mañana y calor en el moño, además de sudarnos más los pies, y aumentar el cupo de pollastres por habitante, nos está cambiando la vida sin darnos cuenta, en medio de la típica confusión de los grandes acontecimientos. De donde el riesgo para los sublevados de haber programado toda la movida en lo más álgido de un estación tan española, y para la que aún no tienen traducción. Y menos, los corresponsales. 

martes, 26 de septiembre de 2017

Conserva de libertad

La libertad, o el amor, puede que sean hoy lo más difícil de encontrar, sobre todo por quienes sólo han disfrutado de sus efectos (¿sin merecerlo?), o de sus falacias y sucedáneos (como el sexo), dándose por supuestos, como cosa hecha, presuntamente por vivir en ellos inmersos. Un espejismo de superabundancia que puede hurtar precisamente los trebejos de navegación necesarios para identificarlos y localizarlos, especialmente la libertad y a los más jóvenes, que por haber crecido en ella, dicen, como los melocotones en almíbar, en un baño maría de libertad, tienen muy difícil descubrir su carencia, y mucho menos agarrarla y afiliarse a ella como destino.
El peor error para salir de ese círculo vicioso es repetir a los habitantes más naturales de la rebeldía, los que aún tienen sangre en las venas, que, siendo la libertad lo más  valioso, lo que tienen es mucha, demasiada, que no saben disfrutar de lo que otros no tuvieron sino vigilada, escasa y cara, que se la dimos toda y que por libertinos, no saben aprovecharla ni apreciarla ni administrarla. Esa vil mentira. Nadie puede regalar lo que nunca tuvo o ya se le ha escapado. ¿Y cómo va a saber administrar algo quien no tiene miedo a su escasez, por creer haberlo disfrutado, y no ser tan bueno como decían? Cuando el miedo a la falta de libertad es lo único por lo que merece la pena preocuparse.
Cualquiera que no haya tenido que conquistar su propia libertad y emanciparse en cualquiera de las acepciones del liberado: manumitido, liberto, cimarrón o fugitivo, no sabe, no puede saber que eso es lo más grande. No importa que te llamen renegado, traidor, desafecto, esquivo, desagradecido o jeta; en cuanto alguien te enseña los grilletes, sean de oro, tela de la que arde o de seda y moqueta, hay que salir pitando. Y he ahí el problema. Porque, ¿cómo huir de la prisión del paraíso?

Dice Galdós en algún sitio que los temas de la libertad y la muerte son harto graves como para ser tratados en estilo de madrigal, pero si las preñadas no pegaran el trueno, si de nosotros dependiera, viviríamos para siempre en el líquido amniótico, allí donde se nos junta la vida con la muerte, adonde, ahora que vivimos, como decía Machado, entre una España que muere y otra España que bosteza, a la menor crisis, muchos aspiran a volver al feto materno, a refugiarse, para huir, sin darse cuenta de que ésa es la gran oportunidad que estaban esperando para conquistar al fin por sí mismos algo de libertad de la buena, aunque sea en conserva, y aunque sólo sea para luego pegarle fuego.

Lápida


Cuando la cólera sale de madre, no tiene la lengua padre. Don Quijote

lunes, 25 de septiembre de 2017

Geografía


Envidia no es la palabra, ya que no soy nacionalista, regionalista ni localista, y así como me encanta cualquier geografía, me la suda y repugna cualquier bandera hecha con ellas, pero aún así me dan eco esas gentes ilusionadas por un sentimiento de defensa del (auto) restringido pequeño mundo con el que se identifican. 
Decir esto y pensar a la vez que el pensamiento nacionalista es una ablación mental, es vil contradicción. Pero es que veo eso ahora llamado el hecho diferencial, nuestro entorno, y no sé qué es peor, si la inversión lingüística, esa aversiva vomitona de automutilación vergonzante, o ese chalaneo de lonja hecho de los intereses comunes y cercanos, por no hablar de la moneda de cambio con el agua, que aun siendo bien general y más productivo fuera, no deja de originarse aquí para ser utilizado por unos como arma arrojadiza para ganar votos dentro, y por otros para ganarlos en Levante, y no sacar nada en claro, acabando todos más mareados que los arcaduces de una noria. 
Igual que dudo si es más penoso el chantaje financiero y político nacionalista, o la desidia e indefensión a que los propios condenan nuestros intereses financieros y sociales, cediendo y sacrificando esa riqueza ahorrada que tanto se ha tardado en acumular, y que ahora se traspasa para blindar con dinero común los intereses partidistas o particulares de tanto impresentable. 
Y no estaré de acuerdo con el sectarismo, victimismo y maniqueísmo con que los del hecho diferencial gestionan sus intereses, pero es que el caciqueo, el ninguneo y el desprecio inherentes a la gestión que se hace con los de aquí, utilizándonos como cromos o siervos de la gleba, santos inocentes irrelevantes e irrebelantes con los que los señoritos del día o de siempre negocian, transfieren, apuestan y se apañan en sus casinillos de poder, rifándosenos como trofeos de caza, jugándosenos al truque cual garbanzos o corchos, y repartiéndosenos como lumis compartidas en sus subastados, condenándonos a ser eterno redil para tratantes, es que ya jode. 
Y los Bonos, Barredas, Cospedales y Pages, extrañados de que aún queden por ahí soberanistas para echarse al monte. Con lo bien que les va a ellos con su corral y gran finca de caza en la llanura.

viernes, 22 de septiembre de 2017

Hacia atrás

Entre tanta bazofia de agitprop como nos echan encima mañana-tarde-noche no resulta fácil ver que la actuación de los políticos ante el 1-O, que ya veremos si es un 1-0, 0-1 o un empate, ha sido una clamorosa huida hacia delante tratando de enmendar (enmerdando más, si cabe) sus propias cagadas, sin el menor asomo de concesión de estos andobas –iba a decir de autocrítica, pero hoy no estoy para suscitar mofa– que nos han traído hasta este atracón de telediarios que ya embaza. 
Así el encerrizado PP en derrotar al rebelde alzado, para sentarlo lo más si no sumiso sí lo más receptivo posible en el nuevo reparto que se avecina (sin descartar otro pacto del Majestic con los indepes de derechas contra la “esquerra” “comú” que se les viene encima por allá), algo que nos haga olvidar su tibieza, villanía y galbana intencionada, por no decir perversa malafollá, también con Cataluña, y cómo han desaprovechado un lustro precioso que se les concedió de mayoría absoluta (salvo para ampliar patrimonios). 
O si no, el antes federalista, luego plurinacional y ahora constitucional PSOE, que ha pasado de equidistante a "inequívoco" en las portadas, con tal de recuperarse del desastre, camuflar su fratricidio en vigor y seguir en nómina. 
O el melifluo C’s, tratando de ocultar su papelón de celestineo mamporrero y de hacerse unos hombres en esto del poder, a costa de sociatas magullados allende el Ebro y a la de peperos difuminados aquende. 
O ya por último –aunque aquí no acabe la ristra de impresentables–, Podemos y su pérdida de casi todo, con su latiniparla demagogia barata de mercadillo sudada,  maximalismos ambiguos varios y otras lindezas sospechosas de agenda oculta, esturreando amnesia sobre su gran acto excremental –pero no único– que propició por ejemplo investir al que ahora tildan de “estadoexcepcionista”, caudillo invasor y verdugo de la libertad de expresión. 
Ese es el plantel del retén de bomberos de eso que llaman régimen democrático. La casa en llamas y ellos mirando en el twitter las putas visitas. Pero como todos los sinvergüenzas tienen suerte, han encontrado a un malo “de verdad” para cargarle un mochuelo que es de todos. Y de eso viven. Y el personal, convencido de que no se merece a esta basca, se despreocupa y sigue su vida. Aparentemente con muy buen sentido, si no de estado, sí de supervivencia.
Así por ejemplo, esta semana, los chinos andan repletos de padres que, a dos velas por el verano, la Feria y el fin de mes, van a cargar a estos grandes almacenes del salir del paso, toda la parafernalia del curso escolar, ya en marcha –¡ay, los recortes!–. Algo que, hay que decirlo, habría sido imposible sin la generosa colaboración de los bares, que han cerrado (bueno, solo la mitad) en medio de un tiempo magnífico. Lo cual es un hallazgo.
¿Ha sido por limpieza o descanso del personal? ¿La educación ante todo? Quia. Es que si llegan a seguir abiertos los niños no llevarían a clase ni libretas (móvil sí). Lo cual demuestra pues, que el personal, también huye hacia delante. Lo mismito que sus políticos, que por supuesto no se merece, y a los cuales deja sin embargo sus asuntos. Y ellos verán. ¿O es que por una secesión de mierda acaso van a cerrar los bares, o los chinos?

Lápida de primera


Quien no tiene ya ninguna patria, halla en escribir su lugar de residencia. T.W.Adorno

martes, 19 de septiembre de 2017