jueves, 26 de octubre de 2023

Guindaleras

 El otro día un par de guindillas me multaron y confiscaron un buen billete por una infracción cogida por los pelos, una chuminada, una pijotada de esas que si todas las que se producen en un día se sancionaran el consistorio sería el más rico del planeta. No sé si hubo algo personal, no a lo Armando Manzanero sino lo otro, pero al no salirme besarles el culo y pedir perdón, confirmando su fama chunga entre la gente, me la zamparon. 

Pero yo no pienso ir pidiendo disculpas por ahí a todo malaje que se me cruce, por el solo hecho de ser ellos muchos y yo vaya por libre. Uno es así y eso cuesta dinero. Lo malo es que también cuesta sin serlo. 

A ver qué infracción hemos cometido para apoquinar a Meryl Streep -que hasta aquí me caía muy bien- 50.000 lubricantes; otros tantos a un negro que corre, o a ese de la concordia, vamos a llevarnos bien y tal y tal. Si es por eso, aquí está mi menda, pues, para concordia, yo. Y todos. ¿Te parece poca concordia la que gastamos para estar de contino poniendo el trasero, y la cartera, para que nos chuleen? Y no solo los de casa. También los foráneos. Mira qué chulos somos, aquí tirando y no se acaba. Que tenemos el culo gentrificado con tanto guindilla. 

Y todo para promocionar ni se sabe, pues los dichosos premios no venden ni pelís, ni novelas, ni freidoras de aire, nada. A lo más que llegan es a publicitar Asturias como destino turístico, pero con dinero de sus futuros visitantes, que es la monda, y no creo que lo necesite. Disque es para promocionar el país. Hombre, si los emitieran a lo Emmy orbi et orbi, a lo mejor. 

Pero, ¿y si la Meryl vuelve a su pueblo diciendo alucinada?:”Tíos, vengo de un sitio que, sin rodar ni madrugar ni aguantar Weinsteins, van, se visten todos como para una boda de Disney, te tocan una gaita escocesa, te sueltan un guión de tópicos más trasnochados que Whitney Houston, y te sacuden 50.000 pavos por la cara, bueno, o por la sidra que te echan para arruinarte los zapatos, y tú solo tienes que decir que estás muy contenta y que te alegras. Así que os animo a ir por allí. Está un poco más allá de México”. Pues que vamos dados.

sábado, 21 de octubre de 2023

Letras pa'l cante: caña

 Desesperanza


Los días son los pedazos

de una vida que se cae, ay,

Quién dijo que con buen mimbre

el cesto no se deshace, ay.


 

Tres cosas hay en la vida

que hacen feliz a la gente,

y yo sólo estoy contento

cuando tú vienes a verme.


jueves, 19 de octubre de 2023

LA EPIDURAL

 

Los medios andan quemados acusados de colaborar en el anestesiado de la opinión pública en los asuntos más peliagudos. A veces, con razón, relativa. Así la investidura, o mejor su negociación, un secreto a voces (o a veces) en el que se está tratando de cosas graves que afectan al futuro de todos, tal vez trascendentales, pero que no trascienden. 

Con lo que nos obsequian es con mucha escandalera y propaganda para tapar el asunto principal, ausente, y Gaza, Ucrania, sequía, veroñazo, pateras, porno infantil, inflación, maltratos, etc. En eso consiste la llamada Agenda, que dicta, desde los centros de poder hacia abajo, el menú del día (muy repetido) de lo que hay que ver y oír, y sobre todo de lo que no hay que ver ni oír. 

De manera que, premeditadamente o no, los sumarios, que van de temas tan poco baladís como Hamás o Aitana, especialmente esta última, son una maraña de ruido mediático que al final se traduce en silencio sobre el meollo de más interés. En fin, es una vieja discusión periodística si esa es la función o no de los medios: cumplir con la Agenda, y punto. Y desde diversas perspectivas. Y si eso supone el anestesiado del personal, mala suerte, o algo falla. 

Pero el hecho es que mientras todo sucede, los unos actúan y callan, otros otorgan, aquellos suponen y alguno protesta, y todo eso sale en las pantallas y portadas, nadie se entera realmente de nada, ni a lo que juega nadie -salvo Page, que juega a todo-, ni de qué van unos ni otros, pues todo es guerra cultural interesada y mucha exposición pública de todo tipo de sandeces, trifulcas y miserias. Y al cabo, nada. Salvo una discutiña general, ya en la calle y las familias, para liarlo todo aún más, sobre algo que simplemente se desconoce. Y se dice que esa es la prueba de una sociedad informada y viva. 

Pero yo diría que es lo más parecido a la epidural (mediática), esa anestesia con la cual “te enteras de todo pero sin enterarte de nada”, vives la cosa sin traumas, aunque eso no evite las preceptivas paridas y cagadas, y no siempre de cintura para abajo. Y la pasas sin sufrir, integrado y responsable. Y ayuda mucho…a saber a quién.

jueves, 12 de octubre de 2023

La venda

 Hasta anteayer mismo, los cuatro Jinetes del Apocalipsis estaban pero que muy en vigor aquí mismo. El hambre, la peste, la guerra y la muerte campaban libres como escúteres y se contaba con ellos como fortuitos invitados a la fiesta obligada de una vida corta, que, pese a haberse alargado bastante, así nos sigue pareciendo a los agonías vividores por aquí de una juerga, ahora de verdad, que queremos inacabable. 

El Apocalipsis, así, vivía siempre lejos, como los pobres, los hambrientos o los enfermos, a pesar de que las iglesias, u oenegés después, o Coppola en su (mejor) momento, gentes que según los estándares actuales de valoración serían calificados de terroristas, intentasen recordarnos que no, que el Apocalipsis era ahora, que estaba ocurriendo. Y como si oyésemos llover -que, por cierto, sería un placer-. 

Y es que el hambre la vemos de soslayo en estampitas de niños negros con moscas. La muerte es, sencillamente un tabú. No es. La peste, véase el covid, ocultado, aherrojado y manipulado para servir al poder como sparring para demostrar que siempre sale vencedor y por tanto hemos de seguirle adonde nos lleve. Tan solo la guerra escapa a esta minimización elusiva y programada del desastre. No por inocultable, y mira que se intenta. O por ingestionable, ya que se hace y con muy buenos réditos. O por inexplicable. A cada guerra, de una piedra te salen cien expertos. 

Pero aún así la gente no se lo explica. No llega, no la concibe. La opinión pública nunca entiende el porqué de una guerra. La causa es que ve ese fenómeno obsoleto, incluso extinguido, propio de la civilización -y claro, propio de gente incivilizada-, dando por buenas una serie de mentiras tan proteccionistas como peligrosas, que nos apartan de la realidad incontestable de que la guerra vive, en todas las sociedades, y además sigue siendo uno de las medios supremos para entenderlas. También en ésta. 

Ahí está el dichoso bloquismo (evidenciado una vez más con lo de Israel), tan bloqueante de nuestra política. Sí, solo es política. Siempre lo es, hasta que lo es pero por otros medios. No querremos verlo, pero ese es nuestro problema.

jueves, 5 de octubre de 2023

La verana

La parte contratante de la segunda parte, o sea Sánchez, para el que segundas partes siempre fueron buenas, anda ya encapillado (y el resto acapullados) en pleno deshojado de la margarita de Heisenberg, la incertidumbre esa de que “nada impide que midamos con precisión infinita la posición de una partícula, pero al hacerlo tenemos infinita incertidumbre sobre su momento”. 

Sabe que es irresoluble y que si se traga algún sapo de más se le va a alterar la macrobiota y va a faltar papel higiénico para la legislatura. Por no hablar de los herpes, chancros y demás venéreas a las que vive expuesto un político tan poliamoroso. Y eso sin tener trato, y menos carnal, con Puigdemont, y todo lo más que hagan sea pasarse alguna marca de champú (¿la Marca Catalana tal vez?).

En suma, y como dicen los jóvenes, solo se trata de un intercambio energético, lo que todavía no descarta el de fluidos corporales. O que los jueces le salgan después ranas. Pero para eso tiene a su banda The Friends Conection (contra el Imperio de la Toga), para desaturdirse el contratiempo. 

Pero sobre todo cuenta con la verana, o veroño, esa estación, o sea esta, estival pero como en femenino, trasegante, blandita, moscosa, de calmas y turgencias renacidas, en la que los salones de la moda compiten con la vuelta al cole y el polvo de los parques se levanta con rebaños de infantes. Y mientras a lo lejos, o ahí mismo, en las terrazas y en las playas sigue la berrea inacabada desde mayo, los conquistadores de cetros lo tienen menos crudo en plena prórroga de la vorágine de feromonas y oxitocinas.

 Los invasores de cuerpos (y sobre todo de mentes) saben esto. Que antes de que vuelvan los barros de estos polvos -hasta las sequías favorecen a los canallas-, es necesario triunfar, o se les atascarán los tanques y las salidas. La verana, con su vuelta a la cotidianidad más cruda, la de un calor sin vísperas de vacaciones, bloquea las cuentas y las neuronas, evidencia el Euribor y el gas, y anula aquel dicho de “aunque falte p’aceite”, por obvio. 

Y en medio de ese estado en vías de putrefacción, el brazo incorrupto del Señor de las Moscas volverá a hacer de las suyas, por desgracia, ya nuestras. 

martes, 3 de octubre de 2023

Progreso

 En 1980, en Alcalá 20 murieron 81 personas. En 1990, en Flying cayeron 43. Y ahora, en Murcia, solo 13. Vamos progresando.