martes, 25 de abril de 2017

Ars felicitate: la píldora

La happildora universal

        Por el Cronista Oficial de la Villa


La felicidad es un gran invento. Pero en estos días no es fácil ser feliz. Ni aunque te lo mande el médico.
Cuando eres joven, crees que vas a vivir mil años. Y es cierto. Sólo que pasados unos cuantos, te das cuenta de que vas ya por el 970. De manera que cuando alcanzas esa edad cercana a la esperanza de vida de la estadística, comienzas a observar que cada vez es más difícil encontrar la felicidad. Y entonces es cuando lo fías todo a las píldoras.
Hubo un tiempo, hace unos cuantos siglos, en que la gente aún no se le había presentado esta papeleta, pues sólo permanecían vivos unos setenta y tantos años. Pero ahora, con esto del milenio, es que se te pasa volando, y está visto que no hay manera de que la ciencia encuentre una fórmula para alargar la existencia. Y para esto tanta eternidad y tanto niño muerto... Todo era mentira.
Los profetas fueron los que empezaron la monserga. Venga hablar de la vida eterna, pesadísimos. Los Vasculares, los llamaron. Por aquello de que estaban muy centrados en lo coronario y circulatorio. En cambio, nuestra juventud, que a los doscientos o trescientos años ya tiene de todo en la sangre, es más bien bascular. La distancia de los sueños inter épocas sólo es de una letra.
Es lo mismo que lo de la calvicie, que ves a mozalbetes de sólo cien años con unas entradas hasta el colodrillo..., y sin vislumbrarse avance alguno en el horizonte. Y eso que lo cogió por su cuenta el Instituto Mundial de la Democracia. como prioridad máxima. No te quiero contar: propaganda y  divulgación a tope. Explícita o metonímica. Recordemos, sin ir más lejos, el ya clásico “Introducción a la calvicie y otros cuentos” –por cierto que editado con dinero púbico–. Pero ni por esas. Otro cuento chino de la seguridad social. Más promesas incumplidas. Se habla hasta de un cohecho de alguna institución con una empresa de pelucas. El resultado de todo, una conjetura. La de que la alopecia parece deberse a un virus o algún gen mutante que surgió en España allá por mediados del siglo XX, y que no hay forma de aislarlo ni hacerle retroceder, y que se hace con las cabezas de la gente cada vez más jóvenes.
Sin ir más lejos, el otro día vino en las noticias que uno había palmado con todo el pelo... a los 270 tacos, y como una heroicidad! Patético, ¿verdad? Y trágico. Porque las generaciones venideras, digo yo si podrán vivir calvos durante setecientos, novecientos o incluso mil años, al ritmo que esto va, y cuando le preguntes a alguno, “¡qué, cómo va eso!”, no se les ocurra más que un apático “aquí, echando frente”. Una salida para olvidar, ciertamente. Y es que ese es en el fondo el quid de la cuestión juvenil, la descompensación cada vez más notable de entradas y salidas.
Hay quien dice que eso no habrá dios que lo aguante, y que –siempre a juicio de los politólogos–, esa es una de las razones del escepticismo mundial, porque ya nadie se cree hijo de Dios, con esa mata de pelo que le sacan en todas las estampas y reproducciones. O será que somos unos dejados de su mano, que es peor. De manera que aquí puede pasar de todo y desde luego, cosas menos desestabilizadoras se han visto.
En estas circunstancias actuales, ser feliz cuesta caro, qué menos. Y no me refiero sólo a lo económico.
Antes, según nos ha sido legado, te sentías vacío y te bebías una caja de cervezas y ya está. O, en caso contrario, cuando te acalorabas o te crecía la carne, un suponer, sabías lo que tenías que hacer. Tenías un abanico de alternativas, tanto si eras creyente, como si no; si estabas sólo o acompañado; si la compaña quería como si no. Sin que esto suponga la defensa de morales caducas. Pero es que ahora no sabe uno lo que hacer. Ni siquiera los ricos, que ya es el colmo. Lo que lleva a preguntarse a qué tipo de felicidad estamos abocados, caray.

domingo, 23 de abril de 2017

Letras pa'l cante: jabera y verdial

Cada persona del mundo
padece de una manera.
Yo, que nunca he padecido,
ahora padezco de veras
en cuanto te he conocido.








El olvido es la cuestión
que desune a las parejas,
a mí se me olvidó anoche
de cumplir mi obligación,

y ahora de mí no te acuerdas.

jueves, 20 de abril de 2017

Ponedoras


El PP es ya, no un partido, sino un problema de álgebra, algo cuántico más allá de teoremas, algoritmos y códigos binarios, cosa de peritos contables y solo resoluble por algún matemático indio nuevaolero. 

sábado, 15 de abril de 2017

Derrovictorias


ETA ha vencido. Al menos allí. Si Otegi habla de los 50 años de dolor como un ‘relato’ (el discurso histórico pasado, puesto en plan estructuralista) y los demás otorgan, es que sí.

viernes, 7 de abril de 2017

Seriedad


Un día vas y te das cuenta de lo tonto que eres. Y es como un virus. Te empieza a hurgar, te remueve las sensaciones, los recuerdos, las certezas, hasta descubrir que eres un tonto lejano, desde hace mucho, un tonto antiguo (además de un viejo tonto).

jueves, 6 de abril de 2017

Letras pa'l cante. Cabales

Río del perdido

Mi pobre corazón
es un pez de los ríos
y nada en tu querer
el probecico mío,
entre mi desvarío
en la corriente
como un perro perdido

por tenerte.