jueves, 30 de junio de 2022

El gran robo

Los ladrones no es que sean como las bicicletas, para el verano, ya que prosperan en toda temporada, pero con la

viernes, 24 de junio de 2022

Sombras

 

Yendo a dar un atraco al cajero me acordé de aquel librico de Sánchez de la Rosa, Viajes alrededor del Altozano. Es lo que tienen los clásicos locales, que te salen por entre la zahorra. 

Miedos

 Echenique dice que le da muchísimo miedo que Abascal sea ministro de Interior. Pues anda que si lo llega a ser de Movilidad.

jueves, 23 de junio de 2022

Cambio de época

 No es que el PP se haya moderado; es que los andaluces se han derechizado. Y solo es el comienzo, tanto en extensión como en profundidad.

sábado, 18 de junio de 2022

MIRADAS

 Displicente

Claqueta


Vírica
Trucada


 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Simétricas

jueves, 16 de junio de 2022

Ley (semi) seca

 

Antes o después, un gobierno inclusivoparitario hasta lo chochovoltáico, tan sexual y obrero, o papusista (de El Papus), y papista, por lo mucho que visitan a Francisco – indómita esa afición patria sea zoca o diestra, al Paco, Paco, Paco, que mi Paco, Paco-, tenía que acabar prohibiendo algo del Eclesiastés, cuyo mensaje reduce la vida (o la amplía) a comer, beber y fornicar. Sin mediación de chefs, sumilleres o grandes cortejos. 

Y lo que más papeletas llevaba era el zarzaneo carnal, eso que la cultura o la civilización se han dedicado básicamente a complicar, aunque con el resultado de transformar el sexo, de gran secreto, en el mayor espectáculo. 

Y ahora con lo de la prostitución femenina, ya veremos, cupiendo preguntarse si su interdicto no sea más que la puta del iceberg de ese afán pseudoizquierdoso de hacer desaparecer del paisaje, y del paisanaje, todo aquello que, no siendo natural, es declarado absurdamente ‘naturalizable’ mediante la ingeniería histórica, a la que tanto empeño ponen. Y todo por no haber leído ni a sus clásicos. 

Decía Adorno algo así como que la mujer individual, que vive enteramente dominada por la lógica masculina, representa a la naturaleza, pero como todo lo presuntamente natural, al estar bajo la acción de la historia queda desnaturalizada. Así es que, menos lobos.
Y de salvar a las putas, aún menos. Excepto a las que hagan funcionarias, ya sea de carrera (la otra) o de empleo, que es la rama ideal para ejercer y meritocratear, y por ello saturada de políticos, bajo el control de la partitocracia, ese gran proxeneta. Y a los putos, es que ni mencionarlos. Y mira que hay.

Y es que, según ellos y ellas, si la prostitución femenina es una desgracia objeto de explotación (la dichosa ecoñomía) que hay que erradicar aunque sea con algo tan patriarcal como su prohibición, sin más, haciendo de tal acto la quinta excepción ibérica, tras el lince, el cerdo, el macho (en tiempos del landismo) y ahora el tope del gas, la prostitución masculina es solo un vicio. Y no explotable. De ahí que no sepa cómo calificar la última visita de Sánchez a Rabat. Y es que, ¡qué les dará el moro, qué les dará!

jueves, 9 de junio de 2022

¿Trabucamiento?

 Condenan a 4 años de cárcel a un padre de 12 que violó a su hija de 30. (¿?) (Aunque todo puede ser hoy día).

Romeros

 El Covid también puede ser una bendición. Temporal, claro, pues cualquier forma de aniquilación que no sea una made in nosotros hay que liquidarla pero ya. 

Y este año ha vuelto la estampida, esa controlada (es un decir) pero igual de febril que el inmenso rebaño de ñus del Serengueti, que baja hasta una aldea donde una imagen es llorada, gritada, sobada, vapuleada, zarandeada, resudada y otras adas, en olor de una multitud que se dice devota, y así será, si bien en esto las opiniones psicosociales no acaban de ponerse de acuerdo, y que, penable o no, responde a una serie de entelequias y misterios humanoides todavía no explicados enteramente, que dicen venir de la tradición, de ritos, de asuntos tribales, primitivos, etc, que remiten ciertamente a lo que aún nos resta de cavernícola y salvaje, y que hay que asumir en un mundo de gente  enajemismada como es este. Sea lo que Dios (o la Virgen) quiera. Pero ese no es el problema. 

El asunto es cómo se produce esa migración invasiva. Porque desde toda la región, y de otras, acuden carros y carretas, caballerías de todo tipo, cuadrúpedas y bípedas, miles, decenas de miles, perfectamente enjaezados todos, durante días, comiendo, cantando, chillando, rascando cañas, fumando, jaleando, tirando basura, tocando castañuelas, tambores, flautas (hasta cajones flamencos habrá), cagando, armando un sin Dios inacabable e inmisericorde, liando un Pentecostés del copón, en un fiestón y pifostio de tal magnitud, que sí, en otro ámbito sería de admirar e incluso unirse a él. 

Pero es que resulta que todo eso pasa en… Doñana. Nada menos. 

Cómo serán los daños que apenas si hay estudios de su impacto y no se publican los existentes. Solo se sabe, por poder verse, los beneficios en el parque de los dos años sin una romería que no nos habla de fe, ni de atavismos crédulos, ni de lazos con remotas costumbres, sino de salvajismo actual pintado de risueño, de incivilidad vendida como fiesta sin parangón y falta absoluta de urbanidad –y no solo porque vayan campo a través–, de puro analfabetismo popular, y de unas autoridades más venales que una puta, de las de antes de Sánchez, digo.