jueves, 28 de diciembre de 2023

Colonias

 

El perfume masculino de más éxito es el Sauvage de Dior. Empieza oliendo a pimienta y bergamota de Calabria -si es de Nerpio no vale-, y al final a geranio, lavanda, pimienta de Sichuán, elemí (que ni me suena) pimienta rosa, vetiver y pachulí, con fondo de cedro, láudano y, ojo, ambroxán, que es un sintético que sustituyó hace cuatro décadas al ámbar gris del cachalote en las fragancias de mujer, y que se supone que es como el componente animal, el espermaceti ancestral, que lo lubrica todo, humedece hasta los metales y penetra en los resquicios más pequeños; o el punto feromónico tanto del portador como del receptor. 

Y con fama de efectivo, o será la sugestión, y al precio que lleva, más vale que funcione. Porque, como dura de dos a tres horas, entre que llegas, haces el paseíllo, efectúas la rueda de reconocimiento, eliges agraciado/a/e, echas las cangrejeras, haces la rueda del pavo, le das al trago largo (que no es ninguna de Bogart) para acorralar el cortejo, despejas a las hienas, riñes con el camarero, metes gambas, te ensucias los zapatos, y otros acontecimientos indeseados, y el pestuzo del antro a todo lo divino y lo terráqueo, tú ya no eres un ser Sauvage, sino el más pringao entre mil. Y tú, que te creías un ente único, aunque no sabías si como Johnny Deep (al que siempre lo han acusado de guarrete, y es que tres horas es poco para los menos aficionados al eau que a la cologne), o como Mbappe, otro punto, y que son los dos figuras que lo representan, cubriendo así toda la gama de la pradera humana, desde el nenuco y el culito bebé blanco hasta el varón dandy de frasco de litro tirando a sabana. 


Ellos son los dos menswear de la cosa. O elegidos para cobrar por oler, lo contrario del resto de mortales, y por eso siempre olíamos mal, o sea a otras cosas. Tú los ves en la tele, y huelen. Porque la tele huele. Aunque no lo parezca debido al batiburrillo de fragancias (y mojones) en emisión. Pero nuestra pena no es esa, sino saber que, así nos gastemos una herencia en feromonas aéreas, nunca seremos un menswear, o sea el prototipo que las lleva. Más bien unos porras, o sea, tirando a churros.  

jueves, 21 de diciembre de 2023

Batallitas

 

La cosa no viene de ahora. En el principio era el verbo, y el verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y no es que nos la dieran frita con ajos, sino que nos la metieron hasta la bola. Fue cuando vieron que podían hacerse con todo, instituciones, administración, empresas, bancos, periódicos, sindicatos, todo, y usarlos a gusto. 

Y ya corrompido el nuevo régimen, los otros, qu

e echaban de menos tocar pelo, se pusieron en modo demócrata, cuando aún podían nombrar la corrupción y, ya puestos, qué menos que fuese democrática, o sea a repartir. Y hasta hoy. 

Aunque ahora estamos con lo del estao de derecho, en plena batalla de la amnistía, con la justicia como trinchera, arsenal y recluta. Y pidiendo intervenir a Europa, unos contra la arbitrariedad dictatorial del gobierno, y otros contra la dictadura derechista de ir de ultraconstitucionales. 

Una batalla cultural de propaganda de calibre, con la paradoja de que unos pretenden ser los nuevos revolucionarios anti daños acumulados por la tiranía progresista (que los hay), y otros los defensores de las esencias revolucionarias antifascistas, que hace mucho olvidaron. Y venga revoluciones. 

Pero el que la gane en la opinión pública, pues esta batalla no se ganará en los tribunales, por muchas sentencias y autos que se emitan, sino en la red y, a mucho meter, en las teles, con mensajes típicos de artillería moderna, cohetes, drones y flashes, -y las reflexiones para el gato-, ése se colocará bien en la parrilla de salida electoral. Por eso Europa no se va a pringar. 

Y eso que el invento funciona sobre dos patas impepinables: el estado del bienestar, que no es el caso, y el de derecho, que sí. Y ellos están para garantizarlo, pues el garantismo es su mantra para cualquier movida nacional, y a la que pueden ir de buenos se movilizan, como con Puigdemont

Pero cuando huelen lío, el garantismo lo delegan (en este caso en Sánchez), pues si lo hacen ellos solo puede ser para desautorizar a sus delegados, y por tanto para censurar y señalarlos. O sea, ponerlos en la picota. Y eso sí que sería revolucionario, que es de lo que más huye Europa. Así es que, menuda nos espera.

jueves, 14 de diciembre de 2023

La perrera

 

Es noticia que Milei va a tener ocho ministros y cuatro perros. Aunque lo realmente noticioso sería lo inverso. Y más relevante que gobernasen los perros en vez de los ministros, ya que, como es sabido, son intercambiables. O que uno de ellos, perro o humano, en vez de cartera tuviera correas, para sacar al resto a hacer caca al parque. Lo que se llama hacerse un Bolaños, que es más que hacerse un máster. 

Yo, como Groucho (y tantos otros), que partiendo de la nada he llegado a muy altas cotas de miseria haciéndome bastante anarcocapitalista -ya se sabe que el crecimiento personal, tan de moda, es directamente proporcional a la calva-, pues no sé si votaría (¡al fin!) a alguien que, aunque no tenga pelos en la lengua, que debe ser un coñazo, para peinarse y tal, gasta un tocado, con perdón, a lo muñeco diabólico, que tira de espaldas. 

Pero es que Sánchez ha ido más allá (pero sin ir), y no ha mandado representación -ni siquiera a Bolaños, ni una botella de aceite de oliva- a la toma de posesión (del poseído, dicen). Pos eso. Y es que un gobierno tan cortico como ese, es ir pa ná, hecho como está a los suyos, que cuando se retratan en la Moncloa parece que los está esperando el autobús para irse de boda a Tinajeros. 

Y amén de numerosos, equilibrados. Afuer de equilibristas. Con el mismo número, colmillo arriba, colmillo abajo, de ministros que de perros, supongo. Y con perras. Ya que aún no se han gastado ni un chavo de lo que les cayó en la bonoloto europea del covid y demás, y tienen billetes para asar una vaca, y para repartir a izquierdas y a derechas (por ese orden) como si les hubiera picado una avista en la gobanilla. A estos les dices que la locomotora del Parque Lineal es un cercanías transferido, y te lo subvencionan con un dineral. 

Que tienen guita, vamos. Y están que lo tiran, y aun así les quedan dos años de maná, maná (y a nosotros de holganza, dicen), que te jiñas. Por eso toda la guerra está in the air, como el amor, en la propaganda y el lío de lo otro, el estao, la superestructura, que diría Gramsci, pues en esto, hasta Abascal es gramsciano. Pero ya, si eso, otro viernes entro en ello/a.

miércoles, 6 de diciembre de 2023

El salvador


Y no va por Cristo, sino por quien puede acabar montando uno de carallo, y sin más vela en este entierro que el mechero proporcionado por sus pagadores para dar lumbre, y tabaco, si se tercia -los mirones están para eso-, a los protas de ese cafiolo con pestuzo a quilombo de campanillas que se han montado en Suiza para putear(nos). Lo que se dice un mero cafiolero del encame por conveniencia. 

Y cobrando. Pues alguien dispuesto a meterse por medio y separar a dos que riñen a muerte, jugándose la vida, sin más armas que su lengua melosa cañiazucarada, o es un locatigüisqui o cobra de lo lindo, y a lo mejor lo consigue. 


Y si además quien lo ha buscado es ZP, el de la alianza de las civilizaciones, para hacer de árbitro entre dos mundos tan
dispares e incompatibles como España y Cataluña, dos culturas en guerra abierta, o así se desprende de lo dicho por este caimán centroamericano, avalado por ser del estado fallido por excelencia, este correveidile de los hijos de Sánchez y otros hijos de, este chalán logrero y jeta, espíritu cándido, la manita inocente de la rifa, este imparcialeches vendepeines y demostrado buen ojeador de timbas y meódromos de altura, en alerta profesional al garroneo y a lampar por los cohechos con más olor a billetera, este otario, este humanista, que ha declarado, el muy huevos de oro, que lo más difícil de todo va a ser lo de después, cuando haya que construir la paz (y que los españoles puedan al fin ir a Cambrills sin que les quemen la sombrilla, y los catalanes a Murcia sin que les lancen un cóctel molotov al pedir una limoná, supongo). 

Yo no sé dónde se cree que está este cabrón. Bueno, sí, en el paraíso de las cuentas opacas, y va a intermediar lo suyo el muy liendre, en pos de una (si no la tiene ya), o sea, callar, compadrear, alcahuetear, tergiversar, poner el cazo. Y con su boquita dulzona nos relatará al chaucherío y la charamusca cómo nos salvó del holocausto ibérico (¿jamón o paleta?) que se nos venía encima. 

Y así, como en todas las guerras, aprenderemos algo más de geografía, y cuando nos digan El Salvador, ya siempre diremos sin dudar: ¡capital, San Salvador! Ole.

Campanadas (¿a media noche?)

 Jennifer Hermoso presentará las Campanadas en la 1. Lo cual acaba de convertirla en la parodia de Blancanieves de este femipeculiar siglo XXI (otra más) y a Rubiales en el príncipe que, pasando por allí, por el siglo, la besa, ella sale de su encantamiento (o desencanto, o aburrimiento, o muermo, o idiocia, hay tantas lecturas posibles…), que los enanitos quedan tan contentos que, en efecto, la nombran icono oficial del nuevo glamur tatuado y abachatado universal. Eso sí que es dar la campanada. Aunque a alguno le dé las uvas.

jueves, 30 de noviembre de 2023

Cibervidas

 

Esto del Black Friday, el Ciber Monday, la Black Week, el Weekend Black, el Black is Black, el Yes is Yes y el más money, please, no están mal. Es como un cursillo acelerado de sacar y meter, la cartera (y el que la consiga volver a meter), que entrena para el periodo más crudo de consumo, el auténtico epifenómeno humano (bueno, y ahora de perros y otros ciudadanos) por el que se desempeñan en toda su extensión oral y anal todas las categorías del alma previstas por Spinoza y otros. 

Pero no busques descuentos en el aceite de oliva, pues no son unas rebajas al uso. Yo, de hecho, cuando llegaron, creía que eran literarias o así, una virguería del tenderismo intelectual, en honor a Defoe, el inventor del evento al llamar Viernes a su negro, y comprarle así de barato en las rebajas de la selva un nombre por el morro. Pero no. Eran de artilugios, que son las baratijas de los buhoneros de hoy, los abalorios con los que a los indígenas se nos compra el alma, y la hacienda, sacándonos de Manitú para meternos en Amazon. 

Y como todo se vende este día y todo el dinero lo iguala (bueno, menos el aceite de oliva), y todo son ya abalorios, macanas y chuches, es raro ver entre la panoplia del periodo más negro e iluminado con led del año, una de calamares a la romana. Si bien el abanico sea del copón y puedes aprovechar para estrenar cualquier chollo. 

Así, Feijoy ha adquirido un flamante equipo para su aplauso en el Black Friday; la misma Legislatura, muy rebajada como se sabe, ha empezado su marcha en plena Black Week (lagarto, lagarto), con el culo aún caliente del mensajero; y el mismo discurso de la Francina, esa que quería que los ujieres extremeños o andaluces de Baleares hablasen en catalán con otros murcianos o maños, también parece agenciado en una tienda (on line, claro) de arreglos para pelucas. 

O eso, o tiene un negro muy malo, con perdón, pero al que hay que dispensar, pues, aunque escriban como todo el mundo, o sea negro sobre blanco, se supone que le costará muy mucho enfrentarse a la página en blanco, y al final, por el pundonor o el compromiso, vas y la dejas hecha unos zorros. Que me lo digan a mí.      

jueves, 23 de noviembre de 2023

Mitos

 Las mujeres han descubierto el boxeo, y no va por lo de la Yoli con las podemitas, sino el del cuadrilátero, y lo están sacando a puñetazos de su vergüenza y ostracismo. Gracias, nenicas. Los caminos del feminismo son inextricables. Y sus efectos colaterales, más. 

Y es que todo mito hay que humanizarlo para ser creíble, y siempre toman las ruinas y derribos del anterior, la virulencia masculina en este caso, para construirse, pues esto del mito funciona como los santos, que para vestir uno hay que desvestir otro: deconstruir para construir. 

Así que si ellas lo practican como un ejercicio edificante y proactivo, y hasta como un deporte de competición responsable y honorable, ya no será pecado, ni machismo incivil ni antiestético, sino todo lo contrario, su desmitificación como anacronismo negativo. A la par que se levanta el nuevo mito de la mujer total, la somatizada, en el que el cuerpo como motor -previamente desalienado y reapropiado- ha jugado hasta aquí un papel fundamental, y al igual que Cristo se hizo hombre, la mujer, pues eso. 


Y es que el cuerpo siempre ha sido muy importante en una religión, para creer, aunque los de algunas sean increíbles.
 Pero es a partir de esa nueva mitificación humanizante o viceversa cómo se nos pretende dar por añadidura el nuevo paradigma social para todos. Y para todo. Por ejemplo, recientemente se encontró un documento, una peli en la que se descubría, o adivinaba, ¡al fin!, la figura de Miguel Hernández, en un congreso. 

Él, puro mito del que apenas se tienen referencias humanas salvo su genio -si es que este lo es-, resulta que era un mortal capaz de sentar su cuerpo en una escalera, una persona básicamente corporal. Una humanización a trompicones a la luz de sus carencias que acaba siendo precisamente lo que lo refrenda como mito, más aún que los Ibáñez o Morente, cuyas Nanas de la cebolla poseen mucha más fuerza que la de Serrat, aunque sea éste el creador del soniquete hernandiano por excelencia. Es la humanización mitificante, la marca de una época ya sin dioses, sin más cielo ni infierno que el fútbol femenino (y ahora el boxeo) y algún que otro poema bien traído.  

 

lunes, 20 de noviembre de 2023

Nuevo Operativo

 Surgen las dudas de si la designación de Mónica García es para reforzar la anestesia social, o para acabar por fin con las listas de espera, operándonos al fin  a todos, anestesiados, supongo.

jueves, 16 de noviembre de 2023

La tuerca

 

La perplejidad recorre España en modo fantasma, sobre todo en la acera de enfrente o progre, que ahora, van se hacen de nuevas, como tocados por el rayo de la copla: “la verdad a mí me engañó; cuando la verdad me engaña, ¿de quién me voy a fiar yo?”, y con la típica impostura puesta -otro día se pondrán otra cosa, la pana o tal- ante el desaguisado hecho con sus votos, ellos, que votaron con la corada y no con el bolsillo, como otros. 

Y se lamentan tiernos: estoy aburrido de la política, todos son iguales, tra,la,la. Pues siento decírselo, pero es la postverdad, cretinos. Tiempos fake que corren  que vuelan. Y reventar hoy la Constitución puede ser algo “impecablemente constitucional”, y desestabilizar mañana un país una migaja, un chollo, un pago menos que simbólico a cambio de normalizar una parte del mismo, que por cierto, tampoco estaba tan mal. 

Todo esto es Trump, es populismo, es neofascismo, y es… Pedro, que conoce muy bien a sus clientes -nadie puede ser tan sectario si no tiene millones de ídem en la urna-, y sabe que en cuanto pasen dos días, el votante, sobre todo el suyo, que tiene la misma memoria que la lubina a la sal, que dijo Alfonso Rojo, le volverá a llenar la andorga de munición, con el mantra ese de que no hay alternativa, no hay salida, ya que los demás son muy malos. Unos fachas. Por cierto, lo mismo que su Puigdemont

Y es que, si, dará asco que tu partido no cumpla las expectativas históricas, ni siquiera las de la fábula (tan odiosa) de la rana y el escorpión. Pero eso se pasa. Y volverán a pensar que el monclovita obsesivo es de nuevo la rana del cuento -la rana que salió rana, y venenosa-, picada por el bicho, y no otro escorpión con el aguijón listo y bien cargado de veneno. Vamos, que después de su reelección, Sánchez podría aspirar perfectamente -y lo mismo está nominado- al Mejor Arreglo de Perrea en los Grammy Latinos de hoy, y lo raro es que no lo saquen a hombros de su investidura en el Congreso, que ha convertido ya en su tentadero. 

Y es que siempre se nos olvida lo más básico: que los grandes partidos (y los demás se han apuntado) son ante todo empresas que apostaron hace mucho por la estructura vertical (un puro franquismo) para nuestra “democracia”, para que así todo dependa de ellos, pobres y ricos, dependientes o patronales, a las cuales, incluida la catalana, por supuesto tampoco les ha gustado la amnistía, ¡ja,ja! ¿Estamos entonces por fin ante una huida inminente de los ricos en cohete a otros planetas? No. Simplemente nos hallamos en otra vuelta de tuerca de la descomposición, la nuestra, en medio del cinismo general (y que trabajen los negros), solo que más empobrecidos, en todo, y enfrentados. O sea, más pobres.

jueves, 9 de noviembre de 2023

Contorsionismos

 

Sánchez debe de ser un caso insólito de cómo apoyarse a la vez en dos extremas derechas (Vox y Junts/Junts y Vox) para neutralizar tanto a su derecha como a su izquierda. Y sin ser de centro. Y ponernos a todos y todas a cavilar. Vamos, que si tuviera alguna posibilidad de autoanalizarse, ya se habría donado él mismo a la ciencia.

Un consejo

 

Días atrás y páginas adelante del periódico que acoge esta columna se alababa, casualmente, a la Junta (Castellano-Manchega, la de Page), concretamente a su Consejo de Poética Fiscal. Tal cual. Yo lo pensé errata (genial por otra parte), pero como no fue corregida a posteriori ni nadie ha llegado a desmentir tal consejo, pasada una semana ahora soy yo quien felicita a nuestros mandatarios -dejémoslo ahí; gobernar es otra cosa- por disponer de un órgano, con miembros y todo, supongo, que así, a bote pronto, invita a la esperanza.

Pues, aunque no sepa en qué consiste tal cosa, por el nombre tal vez pudiera ser algo así como mandarte multas o citaciones en endecasílabos, o hacerte una paralela con un soneto con estrambote (que por lógica siempre saldrá más a pagar), o quizás se dediquen a convocar premios de poesía que desgraven. A la mejor rima, una rebaja del 2% en el IRPF; al peor haiku, un gravamen en el IVA cultural, y facilidades a autónomos y amas de casa para presentar solicitudes en romance asonante, por su escaso tiempo libre, y primas especiales por hacer gestiones en trova en vivo y en directo (previa cita, naturalmente), e incluso en rapeo, para acomodarse a los tiempos. Y así. 

Yo mismo me presentaría con unas coplillas para tangos, aunque ya sé que el flamenco no es muy del interés de hacienda, moviéndole más asuntos como la bachata o el perreo, que siempre se hacen más en negro. Hombre, también me gustaría que corrieran más las listas de espera en las que estoy, y no solo de sanidad, porque es que duras más en ellas que Los del Río con Macarena. Pero ahí volvemos a lo de gobernar, y no es el caso. 

Y que no vamos a emborronar con lo prosaico una iniciativa tan insigne como es unir, aunque sea por una vez y solo en epígrafe poesía e impuestos, lo excelso y lo bajuno, todo un logro. ¡Todo un Consejo para buscar la justicia, o mejor la equidad, a través del fisco y las quintetas! No hay administración, ni siquiera entidad pública que destaque por armonizaciones de tal nivel. Ni siquiera Puigdemont ha pensado en una reivindicación así para los suyos. Una cosa tan vital no ya para la propia autonomía, sino para la misma independencia. 

Algo inexplicable, y más con el gran poeta que tienen enfrente, capaz de todo por conseguir un pareado. Todo un desperdicio.

viernes, 3 de noviembre de 2023

Trayectos

 

Antes se dedicaban a jodernos la infancia, que es la única edad para la que estamos preparados. Mayormente no lo hacían aposta. A ellos los jodían y ellos a nosotros. La rueda de la jodienda. 

Te ponían a jugar a “ayudar”, y al llegar la pubertad ya eras eso hoy tan en voga, un fijo discontinuo, por la costa, o sea por la cara. Y como enano que eras te lo pasabas en grande. Y tenía sus ventajas. Así, de adolescente no te querías suicidar, como ahora, pues solo pensabas en matar a tus padres (y otras víctimas colaterales). 

Y como tampoco estabas preparado para ser púber o adolescente, no te perdías nada. Con el plus de buscarte la vida enseguida, al estar metido ya en lo productivo. Lo cual no solo te ahorraba una juventud disipada, para la cual es obvio que nunca nadie ha estado preparado, sino que, además, te zampaba de golpe en la madurez, los niños, las responsabilidades, hecho un hombre, todo aquello que estaba chupado y te comías con patatas y que, al cabo, ya viste que eras un fake, una estafa, pues no tenías ni puta idea y el motor era la inercia, pues al llegar los cuarenta te creíste un rato más joven, ese no puedo ser yo, y te las seguían dando por todos lados, ya que tampoco estabas preparado. 


Ni para la adolescencia de tus hijos, ni para la vejez de tus padres, ni para soportar el gatillazo, ni el rap. Un joven viejo obsesionado por no ser un viejo joven, que ni siquiera era ya O.K. para el trabajo, ese asesino, aquella cosa de ciudad que tras las peonás infantiles resultaba un chollo, cobrar por un pasatiempo. Y al poco viste como esa crueldad que llaman la mediana edad, que como “la mediana” ya iría bien servida, era otro campo de ignorancia absoluto, junto a la enfermedad, el desamor (siempre en otros), la incertidumbre de lo vivido y la ansiedad por la cara B del disco en marcha. 

Y al fin la vejez, la madre de todas las negaciones, la vida como eufemismo, y por tanto tan esquivada, tan inasequible, ese examen para el que en teoría hemos estado estudiando toda la vida y acudimos a él en blanco, resultando ser Pedro Navaja, matón de esquina. La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida, ay, Dios... Parapaparadapapapapa...

jueves, 26 de octubre de 2023

Guindaleras

 El otro día un par de guindillas me multaron y confiscaron un buen billete por una infracción cogida por los pelos, una chuminada, una pijotada de esas que si todas las que se producen en un día se sancionaran el consistorio sería el más rico del planeta. No sé si hubo algo personal, no a lo Armando Manzanero sino lo otro, pero al no salirme besarles el culo y pedir perdón, confirmando su fama chunga entre la gente, me la zamparon. 

Pero yo no pienso ir pidiendo disculpas por ahí a todo malaje que se me cruce, por el solo hecho de ser ellos muchos y yo vaya por libre. Uno es así y eso cuesta dinero. Lo malo es que también cuesta sin serlo. 

A ver qué infracción hemos cometido para apoquinar a Meryl Streep -que hasta aquí me caía muy bien- 50.000 lubricantes; otros tantos a un negro que corre, o a ese de la concordia, vamos a llevarnos bien y tal y tal. Si es por eso, aquí está mi menda, pues, para concordia, yo. Y todos. ¿Te parece poca concordia la que gastamos para estar de contino poniendo el trasero, y la cartera, para que nos chuleen? Y no solo los de casa. También los foráneos. Mira qué chulos somos, aquí tirando y no se acaba. Que tenemos el culo gentrificado con tanto guindilla. 

Y todo para promocionar ni se sabe, pues los dichosos premios no venden ni pelís, ni novelas, ni freidoras de aire, nada. A lo más que llegan es a publicitar Asturias como destino turístico, pero con dinero de sus futuros visitantes, que es la monda, y no creo que lo necesite. Disque es para promocionar el país. Hombre, si los emitieran a lo Emmy orbi et orbi, a lo mejor. 

Pero, ¿y si la Meryl vuelve a su pueblo diciendo alucinada?:”Tíos, vengo de un sitio que, sin rodar ni madrugar ni aguantar Weinsteins, van, se visten todos como para una boda de Disney, te tocan una gaita escocesa, te sueltan un guión de tópicos más trasnochados que Whitney Houston, y te sacuden 50.000 pavos por la cara, bueno, o por la sidra que te echan para arruinarte los zapatos, y tú solo tienes que decir que estás muy contenta y que te alegras. Así que os animo a ir por allí. Está un poco más allá de México”. Pues que vamos dados.

sábado, 21 de octubre de 2023

Letras pa'l cante: caña

 Desesperanza


Los días son los pedazos

de una vida que se cae, ay,

Quién dijo que con buen mimbre

el cesto no se deshace, ay.


 

Tres cosas hay en la vida

que hacen feliz a la gente,

y yo sólo estoy contento

cuando tú vienes a verme.


jueves, 19 de octubre de 2023

LA EPIDURAL

 

Los medios andan quemados acusados de colaborar en el anestesiado de la opinión pública en los asuntos más peliagudos. A veces, con razón, relativa. Así la investidura, o mejor su negociación, un secreto a voces (o a veces) en el que se está tratando de cosas graves que afectan al futuro de todos, tal vez trascendentales, pero que no trascienden. 

Con lo que nos obsequian es con mucha escandalera y propaganda para tapar el asunto principal, ausente, y Gaza, Ucrania, sequía, veroñazo, pateras, porno infantil, inflación, maltratos, etc. En eso consiste la llamada Agenda, que dicta, desde los centros de poder hacia abajo, el menú del día (muy repetido) de lo que hay que ver y oír, y sobre todo de lo que no hay que ver ni oír. 

De manera que, premeditadamente o no, los sumarios, que van de temas tan poco baladís como Hamás o Aitana, especialmente esta última, son una maraña de ruido mediático que al final se traduce en silencio sobre el meollo de más interés. En fin, es una vieja discusión periodística si esa es la función o no de los medios: cumplir con la Agenda, y punto. Y desde diversas perspectivas. Y si eso supone el anestesiado del personal, mala suerte, o algo falla. 

Pero el hecho es que mientras todo sucede, los unos actúan y callan, otros otorgan, aquellos suponen y alguno protesta, y todo eso sale en las pantallas y portadas, nadie se entera realmente de nada, ni a lo que juega nadie -salvo Page, que juega a todo-, ni de qué van unos ni otros, pues todo es guerra cultural interesada y mucha exposición pública de todo tipo de sandeces, trifulcas y miserias. Y al cabo, nada. Salvo una discutiña general, ya en la calle y las familias, para liarlo todo aún más, sobre algo que simplemente se desconoce. Y se dice que esa es la prueba de una sociedad informada y viva. 

Pero yo diría que es lo más parecido a la epidural (mediática), esa anestesia con la cual “te enteras de todo pero sin enterarte de nada”, vives la cosa sin traumas, aunque eso no evite las preceptivas paridas y cagadas, y no siempre de cintura para abajo. Y la pasas sin sufrir, integrado y responsable. Y ayuda mucho…a saber a quién.

jueves, 12 de octubre de 2023

La venda

 Hasta anteayer mismo, los cuatro Jinetes del Apocalipsis estaban pero que muy en vigor aquí mismo. El hambre, la peste, la guerra y la muerte campaban libres como escúteres y se contaba con ellos como fortuitos invitados a la fiesta obligada de una vida corta, que, pese a haberse alargado bastante, así nos sigue pareciendo a los agonías vividores por aquí de una juerga, ahora de verdad, que queremos inacabable. 

El Apocalipsis, así, vivía siempre lejos, como los pobres, los hambrientos o los enfermos, a pesar de que las iglesias, u oenegés después, o Coppola en su (mejor) momento, gentes que según los estándares actuales de valoración serían calificados de terroristas, intentasen recordarnos que no, que el Apocalipsis era ahora, que estaba ocurriendo. Y como si oyésemos llover -que, por cierto, sería un placer-. 

Y es que el hambre la vemos de soslayo en estampitas de niños negros con moscas. La muerte es, sencillamente un tabú. No es. La peste, véase el covid, ocultado, aherrojado y manipulado para servir al poder como sparring para demostrar que siempre sale vencedor y por tanto hemos de seguirle adonde nos lleve. Tan solo la guerra escapa a esta minimización elusiva y programada del desastre. No por inocultable, y mira que se intenta. O por ingestionable, ya que se hace y con muy buenos réditos. O por inexplicable. A cada guerra, de una piedra te salen cien expertos. 

Pero aún así la gente no se lo explica. No llega, no la concibe. La opinión pública nunca entiende el porqué de una guerra. La causa es que ve ese fenómeno obsoleto, incluso extinguido, propio de la civilización -y claro, propio de gente incivilizada-, dando por buenas una serie de mentiras tan proteccionistas como peligrosas, que nos apartan de la realidad incontestable de que la guerra vive, en todas las sociedades, y además sigue siendo uno de las medios supremos para entenderlas. También en ésta. 

Ahí está el dichoso bloquismo (evidenciado una vez más con lo de Israel), tan bloqueante de nuestra política. Sí, solo es política. Siempre lo es, hasta que lo es pero por otros medios. No querremos verlo, pero ese es nuestro problema.

jueves, 5 de octubre de 2023

La verana

La parte contratante de la segunda parte, o sea Sánchez, para el que segundas partes siempre fueron buenas, anda ya encapillado (y el resto acapullados) en pleno deshojado de la margarita de Heisenberg, la incertidumbre esa de que “nada impide que midamos con precisión infinita la posición de una partícula, pero al hacerlo tenemos infinita incertidumbre sobre su momento”. 

Sabe que es irresoluble y que si se traga algún sapo de más se le va a alterar la macrobiota y va a faltar papel higiénico para la legislatura. Por no hablar de los herpes, chancros y demás venéreas a las que vive expuesto un político tan poliamoroso. Y eso sin tener trato, y menos carnal, con Puigdemont, y todo lo más que hagan sea pasarse alguna marca de champú (¿la Marca Catalana tal vez?).

En suma, y como dicen los jóvenes, solo se trata de un intercambio energético, lo que todavía no descarta el de fluidos corporales. O que los jueces le salgan después ranas. Pero para eso tiene a su banda The Friends Conection (contra el Imperio de la Toga), para desaturdirse el contratiempo. 

Pero sobre todo cuenta con la verana, o veroño, esa estación, o sea esta, estival pero como en femenino, trasegante, blandita, moscosa, de calmas y turgencias renacidas, en la que los salones de la moda compiten con la vuelta al cole y el polvo de los parques se levanta con rebaños de infantes. Y mientras a lo lejos, o ahí mismo, en las terrazas y en las playas sigue la berrea inacabada desde mayo, los conquistadores de cetros lo tienen menos crudo en plena prórroga de la vorágine de feromonas y oxitocinas.

 Los invasores de cuerpos (y sobre todo de mentes) saben esto. Que antes de que vuelvan los barros de estos polvos -hasta las sequías favorecen a los canallas-, es necesario triunfar, o se les atascarán los tanques y las salidas. La verana, con su vuelta a la cotidianidad más cruda, la de un calor sin vísperas de vacaciones, bloquea las cuentas y las neuronas, evidencia el Euribor y el gas, y anula aquel dicho de “aunque falte p’aceite”, por obvio. 

Y en medio de ese estado en vías de putrefacción, el brazo incorrupto del Señor de las Moscas volverá a hacer de las suyas, por desgracia, ya nuestras. 

martes, 3 de octubre de 2023

Progreso

 En 1980, en Alcalá 20 murieron 81 personas. En 1990, en Flying cayeron 43. Y ahora, en Murcia, solo 13. Vamos progresando.

sábado, 30 de septiembre de 2023

Lenguas

 Sea por haber vivido estos últimos cincuenta años de las palabras -y de los silencios, o entre los silencios- confieso (y no como delito, espero) que si algo admiro de los catalanes, o mejor de los catalanistas, es su enconada defensa de la propia lengua. 

Bien por saber que es algo residual, o por intuir que ella es su única independencia probable, la protegen como a un hijo único, incluido la anulación de las demás, que es lo que suele hacerse en pro de la supervivencia, y que es un signo típico del imperialismo, como lo es todo nacionalismo, incluido el español, o castellano -recuérdese que el famoso imperio se fundó desde esa parte del “tanto monta”-, y que necesita erradicar a la competencia para serlo. Es la única forma: crecer o morir.

 Luego, para salir en la tele se despliega una gran tela bien serigrafiada con el Catalonia is not Spain, que es como si estuviera en catalán, pues nadie lo entiende fuera, pese a estar en el actual idioma franco, con perdón, sino porque el asunto es (aún más) ininteligible en el exterior. 

Una concesión, lo del inglés y tal, para dar visos de realidad a la ficción, o al revés, que aún resulta más estimulante y posmoderno, lógica en una política de internacionalización (y turisteo) a la defensiva, como se juega la cuestión. Es absurdo pero tiene su aquel. 

Con el castellano, sin embargo, se da más el surrealismo. Por ejemplo, en mi barrio la escuela tiene un grafiti ocupando toda la pared frontal, legible a doscientos metros, que reza (pues no es para menos): “Protect the planet”. 

Ignoro si la lumbrera creadora da por descontado que el entorno es bilingüe, por el hecho quizá de estar ocupado por parejas (tirando a viejas) todo lo más. O si espera que las corresponsalías de teles forasteras tomen vistas para emitirlo en Kabul o Nicosia. Un puntazo. 

O quizá sea para inculcar en los niños que el planeta solo es salvable en inglés, pues el español, tan extendido, está tan visto y va tan “sobrao”, que mejor usar esa lengua cooficial de hecho, en plan snob, tirando de glamur. Y qué mejor que empezar por la escuela. Como para no envidiar eso de “el catalá a l’escola”.

viernes, 22 de septiembre de 2023

Lo del día

Sánchez parece estar empezando a padecer de abuelimia, que es cuando a uno le crecen los abuelos que tiene en el circo para repartir chuches a los niños, pitas, pitas, y luego va y les echa una sardina como a las focas, y prou. 

Así que, la Transition Band ha salido a pista con que este tío es hilipoya, que en andaluz es mucho más que hijoputa, y que no les toquen el legado (cojones, en anciano), que es para sus nietos, que mira tú por dónde más bien andan en la delincuencia digitosexual, que no es que se rasquen ahí abajo, sino emplear la IA, que al parecer es la única que tienen, para gamberrear con el otro sexo, que ya puestos en modo democratitis resulta que es gratis para nenes. 

Pero es lo que cualquier yayo (y seguimos) haría, por sus partes, al cabrearse viendo a los hijos tirar de veta con sus ahorros de toda la vida invitando a caviar en el chalé familiar a una serie de aprovechaos, y prometiéndoles que igual se lo dejan en usufructo, sin pegas, tomaros lo que queráis, estáis en vuestra casa y tal. Un temor lógico si te figuras a Junqueras comiendo gambas. Pero hay más. 

Los viejos, sin decirlo, pues aún no han perdido toda la vergüenza que dicen se pierde de viejo, andan señalando, así como así, el trasunto real de la movida de Sánchez con sus socios, que consiste en que la amnistía, y otros acuerdos, con la serie de cambios de todo tipo que eso conllevaría, si de hecho no romperían la Constitución, ni el régimen, ni España, etc, etc, sí supondrían en la práctica el inicio y puesta en marcha de otra transición, que acabaría de hecho con el régimen del 78 -algo que podemitas y otros llevan intentando ya ocho años-. 

Lo cual, por otra parte, tampoco sería tan descabellado, a la vista de las muchas grietas de su edificio, y digámoslo pronto, la escasa o nula identificación de las nuevas generaciones con esta casa común vista ya como mamotreto, siendo indudable que unas buenas reformas sí convendrían a la casita, reformas que, por intereses de los dos grandes partidos, jamás llegan, dejando que todo se pudra, habiendo así llegado a esto. 

Solo que (y seguimos) esta transición se haría sin consenso, sin saber hacia dónde se va o hay que ir, ni qué es lo que quiere la gente (o contra la mitad de ella), y, aunque tenga visos cabales -Sánchez es un maestro a la hora de montar movidas a lo grande, de debate universal, en las que parece que todo el mundo lleva razón-, cuando lo único claro es que, en esta nueva huida hacia adelante, que es políticamente lo que lo ha caracterizado, su aventurerismo patológico podría cargarse unas cuantas cosas de esas sin repuesto y cuya excusa luego, cuando te preguntan de viejo en el extranjero, es la típica “yo solo quería el bien de España”. Y eso, tampoco es.

viernes, 15 de septiembre de 2023

Seísmos

Era de esperar que el gobierno acusase a Aznar de golpista, que la ministra portavoz, esa orácula, dijese que lo próximo de Jose Mari será llamar a un alzamiento (además del de bienes, se supone). Y ya estaban tardando pues hace tiempo que desde la acera de enfrente, con perdón, les vienen señalando a Sánchez Falconetti como el gran villano, el golpista enmascarado de progre demócrata -¡progre democracia!-, la amenaza en la sombra de Moncloa. 

Es lo que se lleva, la propaganda quid pro quo, hoy por ti, mañana por mí, pues, aunque ambas acusaciones puedan ser ciertas, estas cosas siempre suelen levantarlas precisamente los que no pegan golpe, que es lo que caracteriza, por otra parte, a los grandes golpistas mediáticos, y entre los que no media ni el canto de un euro. Los demás, simplemente miramos por buscar un sustituto al aceite de oliva en la ensalada, que lo tenemos crudo (o eso quisiéramos), y apañárnoslas con nuestros pequeños terremotos cotidianos. 

Los grandes se quedan para gente más pobre y morena, que ya se sabe son los que llevan la parte épica, y en esto la naturaleza es muy sabia, pues así los parias de la tierra pueden seguir protagonizando la historia como es debido, aunque sea sin alzamientos ni protestas en ningún sitio por la tardanza de su rey en acordarse de que existen. Pues los parias, sí, tienen rey, y lo adoran como si fuera de peluche, tan enjoyado para ellos, y con sus besos propios de telenovela de y para súbditos. 

Y es que ya quisiéramos nosotros que un monarca así de patriarcal y divino diese su sangre por televisión por nosotros y se interesase, cámara al hombro, por una vez, por nuestras pústulas, y que una UME extranjera, con sus perros y todo, nos rescatase, pobres súbditos del IPC, del Euríbor de entre nuestros escombros. Y que un rey vecino del piso de arriba, le ofreciese al nuestro sus condolencias (por nosotros, claro, qué honor) llamándole hermano, aunque no supiéramos bien por parte de quién. 

Que, ahora que caigo, si así fuera, resultaría que Froilán, la recluta Leonor o Victoria Federica serían sobrinos suyos. Y es que, si te fijas bien, hasta se dan un aire.

jueves, 7 de septiembre de 2023

Síndromes

 

Lo peor de jubilarse es que te quedas sin el síndrome posvacacional, esa menstruación septembrina unisex, “esos días” que te jode y te excita a la vez el seguir en el tajo, pero lejos aún de la menopausia laboral; algo así como lo recordado por W. Allen sobre la vida, que es una mierda, pero dura tan poco…, ya saben, la ambivalencia de la jodienda, que no tiene enmienda. Aunque a algunos les afecte más que a otros. 

Yo estoy por decir que, más que a los empleados, a los empleadores y su ansiedad propia días antes de empezar a estirazar de sus chollos o simples negocios, y más en vísperas de fiestas. Así, este año los hosteleros han reclamado, pero como agua de Dana, “personal cualificado” para la Feria, el gran síndrome. Ya estamos. Y llevan razón. 

No basta con cobrar poco, ser apañados/as, hacer jornadas rijosas o saber idiomas. Un camarero cool tiene que saber disertar, al tiempo que sirve mojitos a una peña de tragones de miguelitos, sobre si la Yoli y sus escoltas delinquieron al tratar con Puigdemont en Waterloo, o si el Supremo debería fijar como precedente doctrinal (y figurar en el Aranzadi) el aplauso al protagonista de acto público -hacerse un Rubiales, que se dice- como motivo incontrovertible de lapidación púbica, cese, despido, ostracismo, si eso te excluiría como miembro de mesa electoral (qué gozo), y si habría excepciones, como aplaudir a Mojinos Escocíos o La Polla Records. 

Y es que nos hemos olvidado ya del examen de conciencia como método para no volver a pisar charcos, sobre todo en septiembre, y si llueve. Yo mismo me tiré una vez cuarenta años, exactamente desde los trece, sin oír ese dictado. Hasta que un día, una diputadilla del Psoe, esa nueva iglesia de la verdad tan apóstata como excomulgante, ese otro síndrome colectivo guardián de las conciencias, ese superyo sin abuela que se creen, me lo zampó: “Antonio, deberías hacer examen de conciencia”. Así, en general. 

Y lo hice. Desde entonces paso aún más, y sigo más a rajatabla mi lema: di lo que quieras, haz lo que puedas y reza lo que sepas. Y cada noche antes de acostarme pido que Dios nos pille confesados. Y más en Feria.

viernes, 1 de septiembre de 2023

jueves, 31 de agosto de 2023

Difuminado


Es la técnica, a modo de niebla huidiza, con que los años borran la nitidez de lo vivido. Y la efeméride como recordatorio a piñón fijo, por conjurada y conspicua que sea, tan solo palía la terca desmemoria, y su dedo grasiento y entintado hace un arte del olvido, la sombra y la ausencia. Así con el éxodo (uno de tantos) de maestros recién graduados aquí ahora hace 50 años. 
Ahora no es noticia: exportar titulados. Pero es que entonces éramos los únicos. Los fabricados para dar abasto a aquel invento, la EGB, la gran reforma de la primaria, aumentándola (y la infancia, de paso) al cargarse el bachillerato medio, luego tan echado en falta, y escolarizar el baby boom, aquel maná sesentero anterior al ogino, la marcha atrás y otros desvaríos, gente ya a los pies de la jubilación, verás tú qué ruina. 
Solo que como habían emigrado, tenías que ir donde estaban, Cataluña y Levante, sobre todo, a hacerles tomar escuela, para su desbaste y cultivo, tantas veces sin éxito, como nosotros mismos, por otra parte, y tantas otras gentes impermeables aún hoy a la civilización. Pero ese es otro cantar. 
Luego, oposición a oposición, la mayoría volvería al terruño, a intentarlo con unas cuantas decenas de miles de varias promociones de paisanos. Y ahí estuvieron -yo me escaqueé pronto, si así puede decirse- hasta hace nada en que calculo se marcharía el último de aquella promoción del 73, y cuya identidad me gustaría conocer (y lo mismo aún queda más de uno; el género humano es así). 
Siempre tiene su morbo saber del último mohicano de algo tan heroico como es defender ante treinta o cuarenta enemigos aparentemente indolentes, pero absurdamente e indisimuladamente entretenidos, las cuatro reglas del conocimiento, en espera, tan solo, de ser recompensado con que en uno, o dos (¡qué multitud!) cale ese proselitismo del saber, aunque sea hecho tantas veces desde las antípodas de la ilusión, el incentivo o el reconocimiento.
 Tan solo, como hoy, en horas bajas, del pequeño recuerdo para todos, allí donde estén, 25 años después (de nuestra última reunión), que no es nada. Aunque lo que son 50 ya van pareciéndose a otra cosa. Salud.

jueves, 24 de agosto de 2023

Rubiales

Está claro que el ínclito es ya el impresentable del mes. Aunque el campeonato mundial lo tenga crudo, según está el patio en lo tocante, con perdón, a gerifaltes del deporte, ese pozo moura insondable adonde va a parar lo mejor del culo de cada casa. Así que nada nuevo bajo el sol (ni las cloacas). 

Pero en agosto, la calora, el yintoni y la depilady, se nos suele olvidar tirar de la cadena, y luego flota cada cosa…, y si huele, esto es España, la famosa excepción. Y con Rubiales, es que te jiñas. Pero, ¿y ellas, las chicas, las leonas, las rojas, o “nuestras mujeres”, como ha dicho Borrell? Ha tenido que haber una presión política, mediática y mafiosa para acabar denunciando el famoso ósculo. 

Mientras, ha primado lo que prima en ese ambiente de piña juramentada donde el trepismo y el show mandan, la connivencia de la mierda se queda en el vestuario, y donde se espera y se calla, también la homosexualidad, curiosamente, como los varones, y ello pese al machiruleo tenido a gala -con el que nada desentona el tocahuevos de Rubiales en la final-, con tal de llegar arriba y triunfar bajo ese principio de “solo hay un puesto, el primero”, que preside toda carrera del deporte de masas, lleno de pendejadas. Hábitos todos del deporte masculino, asumidos, dejémonos de historias, también por las féminas. Y ahora resulta que, ¡por haber ganado un mundial!, un ser así de cutre no puede continuar. 

Aquellos sí que eran besos
Como si hasta aquí ellas, él, la Federación, los clubes y la misma afición no hubiesen alimentado desde el machifutbolerismo lo de echarle cojones, te como los menudillos o a por ellas que son unas moñas. 

Y nos salen por lo del abuso sexual. ¡Venga ya!. Cuando hasta antesdeayer, la besada iba de freudiana -nunca hay reciprocidad en el goce sexual- sin decirlo, para no darle la razón al jefe besante, que sin conocer quizás a Lacan (o creerlo algún centrocampista extracomunitario), mantiene su tesis de que la relación sexual, en realidad no existe. Y ha tenido que venir un sindicato de futbolistas a dictar la diferencia. Y es que esto ha cambiado lo suyo, y cuando la española (no) besa, es que (no) besa de verdad.


jueves, 17 de agosto de 2023

Sabores

 

Para gustos, colores. Y para disgustos, sabores, diría yo. Porque si hay una dictadura irreversible, por lo que afecta al cerebro por vía de las papilas gustativas, esa es la de la ingesta entendida como la obligación de consumir lo que a cada momento ordenen los intereses más o menos espurios de sepa Dios. E incluso en los mecanismos de defensa contra esa tiranía, como es el comer casi siempre las mismas cuatro cosas, y pasar de ganoserías y tentaciones, esa dieta viene marcada siempre por algún mandato de esa misma dictadura papilar. Y lo único que te queda es la melancolía del gusto. O del malgusto. 

Yo, por ejemplo, en cuanto llega el verano echo de menos el agua de cebada y el chambi de mantecao. El agua de cebada, solo de recordarla me refresco. Es como la vuelta momentánea a una dulce glaciación de malta, bloques de hielo y agua. Y eso que la última que tomaría debió ser en las afueras del viejo mercado de Carretas, del lebrillo donde la servía “El tapicero”. 

En cuanto al chambi de mantecado, el gran clásico extinto, que repartían con sus carritos por toda la ciudad los chambileros, aquellos paladines del sabor andariego con no más de tres gustos en sus cacharras de refrigeración primitiva, además del de turrón, y el de fresa o chocolate, el susodicho es ya inencontrable, y pedir “uno de mantecao”, que es como se decía, es poco menos que pedir la vuelta de “El pajero” toreando con una silla. Y eso que fue el gran sinónimo del helado por estos pagos del sureste hasta que se instaló la gran, no sé si democratización del sabor, esa inauténtica pluralidad bajo la que late el regusto de una misma base más sus añadidos más o menos de artificio. 

En 1976, cuando los últimos (chambileros) mohicanos paraban entonces por la calle Tejares, en un reportaje para la delegación de Pueblo, me aseguraron que ellos ya no podían surtir de los sabores que les demandaban. Y al poco, desaparecieron. A la gente le había dado ya por la stracciatella, la UCD, el yogur, el PSP, el nugat  o Euskadiko Eskerra. Y el mantecao, como otras cosas, desapareció. Y desde entonces casi todo sabe a nostalgia de verano. O peor.   

miércoles, 9 de agosto de 2023

Pasados

Por paradójico que parezca, conforme caemos en la vejez -ese es su verbo-, más que sin futuro, lo que nos quedamos es más bien sin pasado. Desde que el poder va de bueno, y te acicatea con la zanahoria de la esperanza de vida creciente, el todavía eres joven, la filosofía parda de que hay que vivir el presente y el carpe diem, el pasado pasa a ser un terreno abandonado por sus coetáneos, tan embebidos en vivir el momento cada cual a su aire (y desde el covid, más), y perdido de maleza y solitario se convierte apenas en una borrosa memoria virtual tan individual y subjetiva como sospechosa. 

Por algún motivo el pasado de los que aún podemos recordarlo juntos, por ser todavía muchos, no interesa. Y sin embargo, se hace todo lo posible por aparentar la recuperación de una memoria común que sea tan asumible entre generaciones como edificante. Solo que tal memoria no está en el pasado sino en el presente, pareciendo más bien una visión del mismo a partir de hechos pretéritos más o menos relevantes e idealizados, con los que se elabora un relato, una peli (basada en hechos reales, que se dice) contada con un forzado lenguaje actual para hacerla entendible, aunque esté ligada (y esa es otra maña que se exhibe como valor) a un tramo específico de población mínimo y deslavazado casi desaparecido, cosa que impide tanto la puesta en común -que no es lo que se persigue, sino su injerto en las generaciones más nuevas- como el debate de sus lagunas. 


Todo lo cual facilita la erección de ese pasado concreto -leyendas incluidas, que la escasez de testigos favorece- como único referente al que retrotraernos todos como sociedad. En esa impostura básica radica la memoria histórica que para funcionar necesita, de un lado centrarse en una época, prácticamente no recordada (ni requerida) -lo cual puede ser un buen comienzo según para qué-, y de otro ignorar hasta erradicar otros pasados como pueda ser el de los hijos de esa época “heroica”, de la postguerra y después -el de los nietos apenas si existe, y está todo en internet pasado a cuchillo por la wiki, ese otro poder-, un pasado 
más accesible por cercano y vívido por más compartido, y seguro que igual o más aclaratorio para los más jóvenes. Pero no.

 Quizá sea para no opacar el gran objetivo de que todo gire en torno a un tiempo y una gente ya desaparecidos y, por lo tanto, del mito, ya que en esto, los políticos hacen como el editor de El hombre que mató a Liberty Valance: "cuando la leyenda se convierte en hecho, imprime la leyenda". O igual tienen razón y es que todavía somos muy jóvenes para contar(nos) batallitas que sirvan de conexión entre aquel tiempo tan adorado por perdido (y hoy a la recherche) con el de los que aún no tienen prácticamente ningún pasado, y, al paso que vamos, no tendrán otro que el que les quieran contar. 


sábado, 5 de agosto de 2023

Letras pa'l cante: tangos festeros

 

En la puerta de Eroski

te vi un domingo.

Yo dije vaya tía;

tú, vaya un tío.

 

Las cosas que yo daría, sería,

por un trozo de tu cielo, Consuelo,

cositas que daría yo,

la puntita de mis carnes

y el huequecito de mi corazón,

que hasta morirme podría

con tal de volver a verte a la luz del día.

 


Al laíto mismo del agua,

fuiste a comprarme un cortijo

jugando a la lotería.

Y como no te tocó,

trajiste una cabra fina,

y vivo de su leche y de tu miel,

pero me quedo con tu boca y con tu piel.

 

Tengo un huerto de primores

con yerbabuena para las penas

y verdolaga para el mal de amores.

 

Los chivitos, para Pascua


y el rocío, pa' la calor,

y con tu boquita llena,

que me quieres, dímelo.

 

Que ni el parné de los reyes faraones

ni las yerbas de la madre celestina,

te curan del pasar de los pasares,

no lo dudes, tú la diñas.

 

Berrinches no cojas,

no tomes pesaombres,

tú, como si pasan

veinte procesiones.

 

Alevántate,

alevántate,

que la enagüita

bajo la manta

ya se te ve.