Si hay algo de lo que todo dios habla y nadie sabe lo es, eso es la dichosa libertad, eso que cada uno siente a su bola. Así, los hay cuya libertad consiste en irse de putas. O en tener veintitrés móviles, como Koldo. Qué tío más grande. O en chupar picaportes. Por eso hay tantos lugares comunes para concitarla, como esa entelequia absurda del poder vivir como se quiera, solemne gilipollez, pues a saber si esa pretensión es propia, inducida, obligada o posible, pues los otros -o sea, el infierno- también existen.
En este sentido, no hay canción más manida, tontorrona y descerebrada que la de Nino Bravo (por buena que sea), con los pajaritos que escapan de la prisión, el viento, el sol, el mar…, hay que joderse. Evidentemente, se trata de una escoria del romanticismo que aún pervive. Hasta que llegaron los comunistas -¿otro romanticismo?-, para poner las cosas en su sitio.
Fernando de los Ríos, uno de aquellos primeros socialistas panolis burgueses -si lo sería que hasta el mismo García Lorca se cachondeaba-, vino de su entrevista con Lenin tan escandalizado, que luchó para que el Psoe no ingresara en la III Internacional, pues, al achacarle al calvo que en Rusia no había libertad, éste le respondió con su famoso: “¿Libertad para qué?”. La pregunta del millón.
Pero una cosa es cierta: hoy, en tiempos percibidos como de libertad (aunque sea vigilada), cada vez, quizá por eso, es más indiferente e incluso se tiende a su desprecio. Así, las nuevas generaciones (y los de otras no tan nuevas), que disfrutan desde que nacieron de grandes libertades al uso, no es que se hagan la misma maldita pregunta, pero en la práctica, se comportan como si se la plantearan a cada momento, pues, contrariamente a identificarla con el estado del bienestar como democracia, como suelen hacerlo sus mayores, la sitúan en poder tener vivienda, trabajo o un coche, o sea en su estado del malestar. Esas manías que les hemos metido en la cabeza y no pueden permitirse.
El resultado son las encuestas y la opinión subyacente de, si esto es la democracia, que se la metan por donde les quepa. Lo único es que de leninistas tampoco tienen nada. ¿Para qué?
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