jueves, 6 de octubre de 2011

El reenganche

Antiguamente los únicos que se reenganchaban eran los militares sin salida (y las ladillas). Era un país de chusqueros. Hoy, después de muchos créditos, las ínfulas (que ya no son baratarias) y el cambio de gustos, es un país más dulce, más mariconvencional, más de pasteleo, donde triunfa el milhojeo, el palo catalán y el cubilete (con los dados trucados), que el soletón incesante del verano extralargo amenaza llenar de moscas, agriándolo con un tornasol mefítico.