jueves, 22 de noviembre de 2012

Dar en hueso


Una mujer ha sido detenida en Suecia por tener relaciones sexuales con un esqueleto, y ahora se enfrenta a dos años de cárcel por perturbar la paz de los muertos, que no están para guateques. Si bien puede librarse de los barrotes, por ser primeriza en el oficio de la necrofilia, y no saber casi lo que hacía, a tenor del libro

Mi primera experiencia, que obraba en su poder –aunque no se ha revelado por qué página iba– cuando la trincaron haciéndose la sueca, pese a tener 37 añitos la gachí. Todo lo cual desmiente toda la mitología sobre la precocidad sexual escandinava, nava arriba, nava abajo. 
Así como la avanzada educación cívica de aquellos pagos, que obviamente deja mucho que desear en el apartado ‘hacérselo con fiambres’, ya que en caliente está la cosa cada día peor, y que ahora, con lo calvinistas que son (por no hablar de sus calaveras), seguro que lo proponen como derecho, pues ser mujer y calavera, y con productos disecados o caláveres, debe ser una experiencia religiosa, algo alternativo con lo que probar, visto que a lo vivo carece hoy día de interés. Y eso que aún esté por investigar si los esqueletos más jóvenes, de 100 o 200 años dan más resultado que uno del Medievo, o si los del Senegal rinden más que los de Toronto, o si hacer el misionero o cabe algo más imaginativo, y lo fundamental, que no se sepa muy bien cómo un esqueleto o resto cadavérico puede llegar a satisfacer plenamente a su pareja, pese a que cada día, o noche, millones de ellos lo hagan en todo el mundo. Y sin descoyuntarse. Para saberlo, haría falta, pero ya, una Interpol del hueso para penetrar en ello. O interprenetrarlo, que es más. 
Sin embargo, y dada la pérdida de masa muscular de la víctima, se sospecha que su violación pudo ser por el abuso más que probable de uno o más de sus huesos, especialmente los punteros, incluidos el húmero o la tibia; no así el fémur, descartado, no se sabe por qué. Pero algo de violencia habría, ya que la presunta fue descubierta al oír sus vecinos un disparo y avisar a la poli. Tal vez el esqueleto se puso farruco. Porque la mujer no presentaba heridas. Y en ese caso habría que preguntarse cómo el esqueleto se hizo con un arma. Además de las que demostró poseer, dado que el acto, no sabemos si repetido, llegó a consumarse. Qué bribón. En todo caso es cosa del sumario. Lo que no se ha aclarado en ningún momento es si el esqueleto era macho o hembra.

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