Da asco hablar de política. Pero vamos allá. Cualquiera que haya tenido que buscarse las habichuelas sabe que, o traicionas a los demás o te traicionas a ti mismo.
Da asco hablar de política. Pero vamos allá. Cualquiera que haya tenido que buscarse las habichuelas sabe que, o traicionas a los demás o te traicionas a ti mismo.
No será que no te lo digo
Tú te vas a gobernar
con tanta vasectomía
que se sequen las campanas
y el palo por alegrías
que nunca vuelva a sonar.
Albergo mis dudas -y no sé por qué las dudas se albergan, la tristeza embarga o la responsabilidad abruma- sobre si la elección de un general para la reconstrucción de lo danificado en Valencia -Dana debería llevar ñ-, es un buen o mal síntoma de la que está cayendo.
Lo catastrófico era hasta ayer tarde la ocasión ideal para que el poder se luciera en el control del caos, su gran enemigo, y, supeditando aún más a los gobernados, reforzarse.
Menos mal que ha ganado Trump. Si no, a ver a quien le echas la culpa de la DANA.
La medida universal de nuestra solidaridad ha resultado ser la garrafa de agua. Somos así de originales.