El
PP de Villarrobledo acusa al anterior alcalde, Ruiz Santos, de gastarse entre
2005 y 2011 más de 35 millones de las antiguas pesetas en comidas, convidás, tirar
de veta en hostelería, y hacer méritos para llegar a sustituir a Santa Marta
como patrón del gremio de la bandeja, cuando deje la dura vida de morder, chupar, masticar, tragar y deglutir en que se ha convertido para él el infierno de la política. Pero lo que aún no me cuadra es lo de las pesetas. ¿Es que pagaba en efectivo sus linches al erario? ¿Cómo fue capaz de apartar y reservar tanta chatarra pública sin la ayuda siquiera del tesorero, o de algún palafrenero que se la porteara en zaquiles en su peregrinaje gastronómico? ¿Y cómo se la admitían en los establecimientos? Es difícil manejar tanta pasta antigua sin que se note.
Pero conociendo al ínclito y por desgracia aún no
interfecto para algunos (incluso de los suyos), y a los de los bares, todo cabe.
Aunque será la típica paletada de usar las pesetas como taleguilla retórica
para abultar la falta ajena –o delito, ya veremos-, como si 200.000€ fueran
menos mordida que los 35 kilos de marras, siendo en euros como este recalcamaza irredento hinchase la andorga,
propia o amiga, y tirase la pasta por el inodoro, literalmente. Ya que del otro
uso tópico que junto al beber y comer cualquier pobre da al dinero que se
encuentra cuando lo echan al tornajo del amasao del presupuesto, lo que la
Biblia llama disfrutar y el castellano viejo holgar, eso no consta, y al
parecer la libido del malgasto que ahora se indigesta, era de cintura para
arriba, así que aún habrá que agradecerle no habernos salido pichabrava. Que si
no le honra, sí lo diferencia de la pareja de indigentes que detuvieron hace
poco por encontrarse 700€ en un cajero y, en vez de devolverlo se lo gastaron a
lo pobre, reventar antes que sobre, y en lugares de alterne (uno, pues no daba
para más). Que es lo suyo cuando se va de viridiano por la vida. O sea, sin
oficio ni beneficio, a lo que caiga, al ojeo, atornajado, de convidado cierrabares
(en este caso cierrapesebres) que a la que se cata el benefactor, aquí el
contribuyente, se le llevan la alacena, echan mano a las morcillas con pringue
y todo, se meten un pollo en la chaqueta, se mean en las sobras y, si se
tercia, que, insisto, no parece el caso, se benefician a la criada y si no hay,
al ama. El curriculum perfecto, según el Psoe, para ser padres, además de
parias, de la patria y colocarse en el Senado. Pues salud.
como patrón del gremio de la bandeja, cuando deje la dura vida de morder, chupar, masticar, tragar y deglutir en que se ha convertido para él el infierno de la política. Pero lo que aún no me cuadra es lo de las pesetas. ¿Es que pagaba en efectivo sus linches al erario? ¿Cómo fue capaz de apartar y reservar tanta chatarra pública sin la ayuda siquiera del tesorero, o de algún palafrenero que se la porteara en zaquiles en su peregrinaje gastronómico? ¿Y cómo se la admitían en los establecimientos? Es difícil manejar tanta pasta antigua sin que se note.
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