La agitprop triunfa y Cataluña empieza a preocupar, identificada ya como el
problema. Y el miedo guarda la viña. De momento. El día que dependan menos de
España, Europa tragará, obligará a lo que sea menester, se harán los tratados
de rigor, y a otra cosa.
Pero por ahora, Cataluña es más síntoma que problema. Uno de los caballos de batalla del poder.
Pero por ahora, Cataluña es más síntoma que problema. Uno de los caballos de batalla del poder.

Y lo peor es que lo más
parecido a su regeneración es la propuesta, falsa por venal, del PSOE, el
iniciador de la cosa, al verse ir por el retrete: una lampedusiana refundación
parcial federalista y cuatro bagatelas, para seguir atornillados al rollo,
exigiendo al PP bajarse de la burra, y juntos ya como peatones “superar lo
mucho que nos separa”. Más propaganda.
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Algo bueno ha de tener vivir en un estercolero. Digo yo. |
Es la pose que cualquier partido que se
precie adopta de cara a la despreciable galería; PSOE versus PP, IU versus
PSOE, o UPyD loca por ir de novedad, y así. Esa apariencia de pluralidad tan
necesaria al supermercado político. La alternativa es pues, más de lo mismo,
más status quo, que, como el grupo de rock, no se disuelve ni a tiros.
Y la respuesta
del gobierno, más tancredismo, el eterno año mañariano. Y eso que quien más
pierde con la cuestión son los grandes partidos (ni el Colacao aquí, ni los
melones de Tomelloso allí, creo que se encarezcan). Quizá porque hacer algo no
sirva, o sea peor, pues con los nacionalistas, hagas lo que hagas, mal. O
porque las cosas podridas también sirven, aunque sea como abono. Y que lo único
realmente coherente que pueden hacer PP y PSOE (aparte de reinstaurar la
democracia, que me río), es pasar de su romance antónimo, más que anónimo (y de
ese antonimato ficticio a que nos someten), a un noviazgo formal. Pero, como
juntos aún serían menos creíbles que por separado y venderían menos que un
barquillero madrileño a la puerta de la Generalitat, tampoco lo harán. Ni con
separación de bienes. Aunque a muchos les encantaría gritar que se besen.
Andesiesque, preparémonos para una larga enfermedad, y manos a las carteras.
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