jueves, 19 de octubre de 2023

LA EPIDURAL

 

Los medios andan quemados acusados de colaborar en el anestesiado de la opinión pública en los asuntos más peliagudos. A veces, con razón, relativa. Así la investidura, o mejor su negociación, un secreto a voces (o a veces) en el que se está tratando de cosas graves que afectan al futuro de todos, tal vez trascendentales, pero que no trascienden. 

Con lo que nos obsequian es con mucha escandalera y propaganda para tapar el asunto principal, ausente, y Gaza, Ucrania, sequía, veroñazo, pateras, porno infantil, inflación, maltratos, etc. En eso consiste la llamada Agenda, que dicta, desde los centros de poder hacia abajo, el menú del día (muy repetido) de lo que hay que ver y oír, y sobre todo de lo que no hay que ver ni oír. 

De manera que, premeditadamente o no, los sumarios, que van de temas tan poco baladís como Hamás o Aitana, especialmente esta última, son una maraña de ruido mediático que al final se traduce en silencio sobre el meollo de más interés. En fin, es una vieja discusión periodística si esa es la función o no de los medios: cumplir con la Agenda, y punto. Y desde diversas perspectivas. Y si eso supone el anestesiado del personal, mala suerte, o algo falla. 

Pero el hecho es que mientras todo sucede, los unos actúan y callan, otros otorgan, aquellos suponen y alguno protesta, y todo eso sale en las pantallas y portadas, nadie se entera realmente de nada, ni a lo que juega nadie -salvo Page, que juega a todo-, ni de qué van unos ni otros, pues todo es guerra cultural interesada y mucha exposición pública de todo tipo de sandeces, trifulcas y miserias. Y al cabo, nada. Salvo una discutiña general, ya en la calle y las familias, para liarlo todo aún más, sobre algo que simplemente se desconoce. Y se dice que esa es la prueba de una sociedad informada y viva. 

Pero yo diría que es lo más parecido a la epidural (mediática), esa anestesia con la cual “te enteras de todo pero sin enterarte de nada”, vives la cosa sin traumas, aunque eso no evite las preceptivas paridas y cagadas, y no siempre de cintura para abajo. Y la pasas sin sufrir, integrado y responsable. Y ayuda mucho…a saber a quién.

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