El siglo

Los siglos son como los trenes, nunca van en hora. Así el XIX, que empezó en 1789, o el XX, con el charleston, el cine mudo y el fascismo. Así es que el XXI no iba a ser menos, y han tenido que pasar cinco lustros para que saliera. Ni la niña bonita de los ciegos, vamos. Demasiada espera. Como si no quisiera salir del útero de la historia. Uy,uy,uyyy. 

Y es que, a lo visto, venía de nalgas. Aunque los que vayamos de eso seamos sus coetáneos, que estamos, como aquel que dice, con el siglo. Y eso que acaba de empezar. Y es que no todos los inicios de siglo se acaba el capitalismo, la historia y la inteligencia (de donde el éxito de la IA). Por no hablar de los aguacates, que están imposibles. 

Y si no, la información, que ahora, de mayor, llaman comunicación, encriptada, encapsulada, fetichizada, falseada. Y aún se pregunta el tal doctor Vopson si la información tiene masa. Como el átomo y todo eso. Que es una gran pregunta. Y que, si la hemos de responder por lo cuántico, diríase que sí, solo que parecida a la de los churros, concretamente a la de la porra, que es donde el zurrumollo está menos frito y se anuda. Pero es que las pérdidas anunciadas para el siglo son enormes. 

Si hasta las guerras van a desaparecer. Ya verás; entre Trump y Putin no nos dejan disfrutar de lo único humano imperecedero. Y con los chinos no cuentes para nada, que un país con solo hijos únicos no puede ir a ninguna seria, y solo aspiran a tener un ejército de robots como ese tan famoso de terracotas. 

Y es que el problema, con todo lo que se diga de la superpoblación es, en el fondo, el rechazo de un bien en extinción como somos los humanos. Empezando por el tope jurásico de la pirámide, que por cierto somos los más preparados para la guerra. Entre otras cosas por haberla dado con Gila. Bueno, y por tenerla perdida ya. Por eso llevamos las de ganar. 

Y que, como lo único que va a quedar vivo es la muerte, ¿qué sería de ella sin nosotros? Y Sánchez, quizá el político más preparado para el siglo, que, ante el desorden y escachufle avecinado, sin puta idea pero audaz hasta darle igual 8 que 80, se mantendrá desprogramado. Y a vivir. Tomen nota.