jueves, 5 de enero de 2012

La guindalera

RTS. Así se llama ahora al tifus de la subida de impuestos, a la mordida gubernamental: Recargo Temporal de Solidaridad. Los eufemismos suelen heredarse junto con las deudas, para decorar la pelagra que crían. Digan lo que digan, vuelven lo que en tiempos más franquistas se llamaban “los lobos de Hacienda”, aquella fiera

amagada siempre presta a subir las contribuciones, que ahora, para seguir con la retórica socialdemócrata universal, llámanse derramas, concediendo al pueblo soberano, o más bien veterano, el beneficio sin dividendos, ni cesta de navidad, ni almanaques siquiera, de llevar razón en que ya pagamos lo nuestro y lo de otros, y esto sólo es la añadidura de que habla el evangelio que se nos dará pero que se nos quita para poder acceder al cielo de los justos solidarios inocentes y seguro que deduce en el juicio final, no lo han dicho, pero es seguro, pues es sabido que un tonto tiene mucho más fácil quedar situado a la derecha del padre, choceando a la izquierda a todo aquel indispuesto a comulgar con esa bazofia espiritual de que cuanto más das, más tienes, tan vomitivo, ineficaz y falso como ese otro axioma enteléquico socialtontócrata de quien más tenga más ponga, no en vano la socialdemocracia es el Evangelio de San Juan según Keynes. 
O lo que es lo mismo, la sociedad solidaria universal gestionada por Hacienda a partir de las nóminas por cuenta ajena. De modo que, con la mitad de la población en el paro o de ricos, o ambas cosas, pues no son necesariamente incompatibles, el leñazo ha ido directo a la tabla el pecho, a la asignatura troncal del rebaneo, dejando el patio como una procesión de estantiguas a nómina pelada, de fantasmas con cartera pero sin los donus. Todo, eso sí, con las mejores intenciones, que contra lo que dijo Óscar Wilde, esperemos no queden impunes. Y mejor aún: que serán temporales, como la vida misma. O sea menos mal que no nos seguirán a la otra vida –a un egipcio le habrían metido la hipoteca en el sarcófago; nosotros, más modernos, se la dejamos a los herederos–. Doy así por sentado que Rajoy acaba de encontrar eso que es el reto principal de la ciencia actual y que solucionará más de una papeleta: el Bosón de Higgs, o, traducido a castellano, su Bolsón de Higos, un tanto resecos y pansidos, pero higos. Y un nuevo verbo: guindalear. Y en un solo consejo de ministros. Ahí es nada.

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