miércoles, 25 de enero de 2012

Los minusválidos también corren

En plena hecatombe, el Psoe sigue siendo admirable. Lo cual refuta en parte el aserto de La Rochefoucauld, pues si no siempre amamos a los que admiramos, contra lo por él mantenido tampoco lo hacemos a los que nos admiran (cosa que esa secta saducea demuestra como nadie). Pero montárselo, lo hacen de miedo, nunca mejor dicho. 

La última prueba, lo de las falsas primarias, a las que han unido los micro o nanocongresillos precongresuales, toda una puesta en escena para rodar la enésima remake o secuela permanente de su guión de siempre, con su característica fetichización depurada del lenguaje, al que vaciaron hace mucho del contenido utópico para añadirle otro igual de místico pero verosímil, apropiándose así de la socialdemocracia light como cuento de hadas revisitado, incapaz de servir a otra emancipación que no sea la de sus profesionales, para ofrecernos otra peli, el montaje del director, que se diría ahora, igual de aberrante, manipuladora y enajenan
Eso, sin hablar de su secuestro de la historia como propaganda (deporte preferido de nuestra socialdemocracia digamos de izquierdas), en plan venganza nostálgica reivindicada como relato de vida. Puro historicismo mágico, franquistoria. Y si no, ya verán como, gane quien gane, seguro que sale a relucir otra vez el 36, que sale más que en los ciegos. 
Pues con estos elementos, el argumento de la guerra de imagen en pos del liderazgo interno, y con la inestimable aportación de TVE y otros medios aún adictos o con el síndrome de Estocolmo de buena parte del personal, se las han arreglado, desde el año pasado que empezó la campaña andaluza, para estar ahí, ubicuos y omnipresentes, inundar las pantallas con su rebocina, marcar la pauta con su interminable masaje de mensajes, a lo McLuhan, y dejar que todos le hagan gratis la campaña, en plan Bildu. 
Todo, ante la típica insoportable levedad del ser propia del PP, quizá afectado por la llamada visión del pigmeo, o perspectiva limitada. Todos somos pigmeos de vista (excepto el Psoe, hecho a las alturas). Y la primera vez que llevaron a uno a una cumbre, acostumbrado a la corta distancia, confundió una manada de elefantes con moscas. O igual no quieren ganar en Andalucía, y prefieren la cohabitación, ese invento franchute para cornudos consentidores, a una mayoría absolutísima o absolutismo moderado, casi peor que siga la Pzoe. Cuestión de perspectiva, pero que van consiguiendo que cuaje con su discurso. A ver si no son de admirar los tíos, y tías.

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