Buscando el
centro (y pa dentro), el PSOE traicionó a la izquierda y, con las mismas el PP a la derecha. Y dividido definitivamente su corazón, su escroto y su cartera, ahora no saben cómo volver con su legítima, a la que siguen cuerneando con sus
queridas respectivas, que al final es la misma, otra a la que chulean.
Para volver, el primero ha echado el resto en un estiramiento (un lifting, que no un lefting), y a ver lo que dura dura; y el segundo lo está pensando, aunque lo más seguro es que lo suyo quede en una sesión de pilates con spa, que es la versión postderechona de los baños de asiento. Y ahí andan, indecisos sobre si seguir empalando a la clase media, volver a nominar a los sociatas para aspirantes al título o buscarse uno nuevo, que es a lo que han mandado a Floriano, para que le eche una mano (en negro) a la Espe, en lo de Madrid, para mojarle la oreja a Podemos a base de insultarles un poco, y que piquen. Y estos, que ni caso, que es tonto. Y es que esta gente no se deja querer ni como enemigos, que diría Gila.
Como
poseedores del título, los populares aún creen que pueden designar a sus
contrincantes, o herederos, que es tanto como anticiparse a la muerte. Y claro, se endiosan.
Y como tienen cash (para qué es la deuda mayormente, si no) y mando en plaza, también
tienen quien les escriba. De ahí que haya cundido la especie, como un mantra, de que si el PSOE
no existiera, habría que inventarlo. Y que sin él estamos perdidos. (Toma. Y con él. Lo malo es que nos encontraron estos). Pero sí. Son las
mismas plumas que hasta ayer lo trefilaban de lo lindo. Pero ya no. Ahora es un
bien, un patrimonio de la humanidad, aunque la única semejanza con ella sea que ya huelen.
Y en eso
estamos. Aunque, de momento, al menos ya sabemos, quién será su viuda, o sea doña
Susana. El buen Pedro, piedra sobre la que no se va a levantar iglesia alguna (a no ser que Pablito se le suba a la chepa), si acaso
una ermita, solo es un hijo putativo. Otro ejemplar más salido del chupopterismo, cuyo gran aval para ganar, el tío, ha sido formar parte en su día de la recua de expoliadores de las cajas. Otro ejemplo de la fatal memoria patria, tan olvidadiza y perdonadora (y ya se sabe, el que perdona, pierde). Así que, atémonos los machos porque no tenemos
arreglo.
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Y ahora, claro, ya van por las ingles |
Pero lo más gordo va
a ser revertir la opinión más que en vías de desarrollo de que para qué
queremos otro partido socialdemócrata si ya tenemos al PP. O mejor aún: para qué uno de izquierdas sucedáneo y revenido si ya tenemos otro nuevo y en envase moderno. Más recortes a la vista, pues. Y todo, cuando ya está en marcha la campaña de renovación del producto cuya fecha de caducidad
ha expirado (por mucho que el gobierno dicte una prórroga para su extinción) y la nueva marca se encuentra ya en las estanterías, tan frescachona ella, lista para sustituirlo. Y con muy buena acogida. Porque esto es como dice la
seguidilla manchega: “El médico me ha mandado una mujer de cuarenta. Yo digo que dos de
a veinte me traen la misma cuenta.” Que es más o menos la que se hacen los
consumidores de la cosa. Y al mismo precio. Así que no hay color.
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