viernes, 27 de julio de 2018

Marcas


A mí lo del aspirantazgo de la nueva izquierda me recuerda mucho a aquel partido judío antirromano de La vida de Brian, ejemplo sin par del despelote ideológico. 
Su último chiste sobre la tan añorada unidad, ha sido la nueva marca electoral salida de la escuela de verano andaluza para el cagaleo mental, a las que tan aficionados parecen en esa banda, y en contra de su dirección, tan arregostada desde que perdieron la ocasión de entrar en el gobierno, y demostraron, para alivio de muchos, que de leninistas, nada. [Si bien aprendieron la fábula de Iriarte de si son galgos o podencos, eso sí]. Pero cagaestacas, un rato. 
Porque con la de Teresa van ya ni se sabe las facciones –tendencias decían los comunistas italianos, antes de desaparecer–, todas a fin de hacer la revolución pero desde el respeto a todas las sensibilidades, rancios comunistas con neoprogres, y por lo plurinacional, todos juntos pero por separado. Como nacionalistas, pero sin serlo. Y pacíficamente. La eterna cuadratura del círculo para salvaguardar toda la biodiversidad de tribus, LGTBeros, inmigrantes, animalistas, ecos, que hoy, como ayer antimilicos o antipsiquiatría, suplantan en el debate a las clases sociales, bastante más complicado y menos moderno que tomar la identidad como prioridad: antes de hacer nada vamos a ver qué somos y qué hacemos aquí (con las chanclas del verano pasado). 
Lo típico de esa cuerda: que si guerra o revolución, que si unidad antes que el poder, que si café o vermú, que si fumamos o nos acostamos. 
Y es que si políticamente no está claro de qué van, filosóficamente son de Santo Tomás, escolásticos empeñados en resolver (y explicárnoslo) el misterio de la Santísima Trinidad y las ventajas del emboquillado. Lo de un mismo producto diluido en muchas marcas es una muestra. Que encima no es original, pues otro escolástico, el exseminarista Stalin, ya se inventó más repúblicas autónomas que Puigdemont. Luego de no dejar un enemigo en ellas, claro. Y los del politólogo Pablo Manuel, pretendiendo llegar al poder silbando Amigos para siempre, por Los Manolos, naturalmente. Para batir alguna marca, será.

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