jueves, 6 de septiembre de 2018

Catequesis


A Franco se le atribuyen diversas cachondeces, o gallegadas. Osease, humor. Algo difícil de admitir una vez instaurado como gran tópico monstruoso.
Pero Mussolini era un gran cómico, y Mao un tío chistoso quedón (ahí está su Libro Rojo si no). En fin, la historia demuestra que el mal es tan sagaz como el bien, solo que este ni es pecado, ni es inmoral ni engorda. 
Así pues, porqué no imaginar que en el más allá que él negaba, a juzgar por el Non Plus Ultra puesto de lema en su (o sea nuestro) yugo y las flechas, se esté preguntando porqué no mandaría poner en su tumba un epitafio como: “Si lo sé, no me muero”. O pensando lo que aquella que iba de vez en cuando al negociado de cementerio a ver si podía cambiar su nicho del 5º, ya en propiedad, por otro mejor dotado para la eternidad (que los ayuntamientos llaman perpetuidad y dura solo 99 años, pero más que la prisión permanente revisable), y al ver que era imposible, suspiraba y decía: “Ay, qué pena no poderse una morir ahora que hay segundos”. 
Porque un segundo piso en nichos es así como la primera línea de playa de Benidorm, en poniente. En levante están los ingleses, y eso ya es otro tipo de cementerio. Civil, que diría el insolvente Sánchez, que se le nota que no paga aún “la cuota de los muertos”, y que admite con ello que el Valle es sagrado al estar Franco en él como gran muerto egregio, rodeado de otros más civiles y anónimos. 
Es lo que tiene mirarlo como la pirámide de un faraón desde el morbo, fetichismo maniqueo o envidia (sana, claro). Percepción a la que no escapa la izquierda que aún lo glorifica más cuando lo trata como algo religioso, siendo como es estrictamente laico. 
De modo que para que sea otra ciudad dormitorio (los cementerios son las primeras) según ellos, hay que profanarlo, lo cual es un marrón (con muchas ventajas retóricas y propagandísticas, eso sí). Aunque también podría ser tratado de otro modo racional y menos metafísico, como banalizarlo, cosificarlo, mercantilizarlo, que es como todo pierde su esencia antes de diluirse en el olvido. Se hace con tantas cosas… Pero es que a estos mira que les va la catequesis.

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