jueves, 13 de septiembre de 2018

La ruleta

Carmen Montón, que es licenciada en medicina (gracias a Dios sin ejercer), también representa un buen diagnóstico de su ex gobierno, que básicamente lo reduce todo a un juego, el de la ruleta rusa, pero al revés: en vez de eludir la bala mortal agazapada, acertar cuál es la última de ellas antes del vacío. 

Es a lo que le lleva su estrategia de la sepia, ese bicho que antes de caer en la plancha se defiende a churlitazos de tinta para huir hacia atrás, que es la forma de huir hacia adelante de quienes tienen la cabeza en los pies. Y cuando se piensa con el pinrel y se corre con el testuz se está bajo el síndrome de la sepia, que sirve para esconderse entre la bruma de tinta hasta que se disipe el peligro, y poder seguir mariscando, que lo que les gusta. 
Y Sánchez parece haberse empapado de documentales al respecto entre defenestración y defenestración. O quizá haya hecho un master. Porque es que lo clava. 
Un día antes de saltar lo de la ministra menestral (por lo amanuense de sus méritos), ya estábamos en otra nube de tinta: la del patrimonio ilegítimo de la iglesia, que se sumaba a lo del Valle y Franco. A cada revés, un churlitazo. 
Disparadas las balas, de fogueo, del feminismo de régimen del gobierno ‘me too’, de los migrantes, o el cambio ‘democrático’ en TVE, y visto el éxito de la derogación de la reforma laboral y los nuevos impuestos a los “ricos”, la improbable reversión de los recortes o el malgasto imposible prometido anuncian nuevos churlitazos. 
Solo que el tintero se agota, y apenas queda ya para lanzar carnadas. Si acaso los muertos de las cunetas, los bebés robados en la dictadura, la guerra de Irak y, estirando mucho la goma, los toros, salvar a los delfines (del capital) y a los escolares del acoso (de la derecha). 
Es lo que tiene gobernar desde lo improductivo y basar el porvenir en la retórica, el gasto y el reparto sin hablar una palabra de cómo pagarlo. Eso sí que es robar el futuro, que por otra parte apenas si importa a tanta gente complaciente y maniquea que cree que los panes aún salen de las piedras, y solo aspira al sepia para todos (menos mal) para acompañarlos. Y alguien pagará. Adivinen.

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