jueves, 7 de octubre de 2021

Extraños

 

Cuando yo era joven, el Partido Comunista ya era viejo, pues si ahora cumple un siglo, por entonces casi era cincuentón. Pero aún peor: era un extraño.

Estigmatizado como sospechoso habitual y condenado al ostracismo más alienante, enajenado de sus raíces por un sectarismo de estado, tenía esa extrañeza del viejo perdedor fuera de época conferida a fuerza de estar aparte, lejos de un espacio del que se habían desterrado muchas cosas que, perplejamente, seguían igual de dentro. 

Solo que, a nuestros ojos, viejunas, resabiadas. La invisibilidad es lo que produce, si no monstruos, sí sombras fantasmales, para unos nostalgiosas, para otros un engorro, apenas desvelables. Como el vejete pasado de edad que es solo un suvenir, una curiosidad para el turista vital que es la gente del día, desconocido de puro extrañamiento, o viceversa.   

Y que es lo que nos enseña la vida actual, toda una escuela de lo extraño. Y desde la pandemia, es que estamos en pleno master. Pues, pese a que una de las penas más populares y aplicadas hoy día sea la del alejamiento, al estado no le hace falta ya aquella pena inmediatamente inferior a la muerte que era el extrañamiento, por la cual se condenaba a la desaparición en vida, a la muerte civil, sin poder regresar a ser tú y tu circunstancia, entonces tan determinante e invariable. 

Los últimos extrañados fueron los etarras a los que, no pudiéndoles aplicar la máxima, se les prohibía volver, convirtiéndolos en errantes, y en practicantes de un terrorismo ambulanciero, que tanto dio de sí (allí y aquí) para debates y argumentarios tan varios como demagógicos. 

Así que no hacen falta ya el destierro, el apartamiento, el aherrojamiento, porque ahora somos nosotros, cada uno, quienes los practicamos para aislarnos del infierno de los otros, poniendo fuera de nuestra vista al no querido, desterrado al prójimo, ignorado al vecino, lejano al cercano, inexistente al próximo. 

Así es como, extrañando, nos volvemos extraños, sobre todo ante nosotros, pues no es sino a través de los demás cómo es posible identificarse. Extraños, y no solo in the night, sino a la clara luz del día.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario