jueves, 24 de febrero de 2022

Guerras

 Una guerra nunca zanja otra guerra. Así, una vez iniciada la de Ucrania, la del PP sigue.

Todos han cancelado las suyas, llámense actos, discursos, citas con el dentista, viajes, comidas, saraos o citas amorosas, que también son política, y por tanto guerra, y Maquiavelo nunca lo niega en sus principios de El Príncipe. 

Todos, salvo el PP, cuya Ucrania (Madrid) sigue intacta. Y aunque Feijoy –que como no se sabe si va o viene andará por ahí, por… Benavente– no se digne ser Putin ¡al ataquer! Bueno, ni nada, salvo bombero en ciernes (¿o será en viernes?), para lo que parece, solo lo parece, se ha postulado (que no pustulado, como dicen otros), si bien un gallego nunca se postula, sino que se apostola, y  no aposta, pero muy a la gallega, como este, es decir cuando el fuego esté ya apagado. Y cuando Egea, el rey de la perrea, ya no está. Ido el artista de la pista, primero han de entrar los de desinsección. Por las ladillas, y los ladillos (de la prensa, acólita y no). 


Mientras, dos fogoneros, dos, uno por banda, la Gamarra y el Pons, estarán al mando de la locomotora, chu-cu-chu, como las parejas de la Menetérica, que diría Chiquito, para vigilarse que no eche uno u otra más candela a la caldera, o de menos, pues en esta guerra, la bofetá ha de ser como la del gitano, que ni falte si sobre mano; y como la dirección del convoy sobre los raíles (que ni se sabe adónde irá a parar) está asegurada por los guardagujas, o puñales, o floretes, o bayonetas, pues eso. 

Pero que quede claro que este no es un partido para gestoras, eh. Pese a su fastuosa jerga publicitaria de partido de gestores (bueno, y de notarios, y registradores). O será cosa del lenguaje inclusivo. Así que, o congreso o nada. O boda como dios manda, de blanco y con banquete, o que le den; antes muertos a que nos case un concejal (del PP). Y aun menos pareja de hecho. Que por cierto es lo que serán hasta entonces Casado y Feijoy. Aunque sin cohabitar, que se sepa, ya que eso es un poco lumpen y un invento así como muy de Miterrand (otro socialfachista). 

Todo eso asegurará otra retransición, otro regreso al pasado, al bipartidismo imperfecto e imposible en el que Sánchez les ha prometido guardarles el sitio no convocando elecciones para el ágape, a saber si será nupcial o funerario. 

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