jueves, 16 de junio de 2022

Ley (semi) seca

 

Antes o después, un gobierno inclusivoparitario hasta lo chochovoltáico, tan sexual y obrero, o papusista (de El Papus), y papista, por lo mucho que visitan a Francisco – indómita esa afición patria sea zoca o diestra, al Paco, Paco, Paco, que mi Paco, Paco-, tenía que acabar prohibiendo algo del Eclesiastés, cuyo mensaje reduce la vida (o la amplía) a comer, beber y fornicar. Sin mediación de chefs, sumilleres o grandes cortejos. 

Y lo que más papeletas llevaba era el zarzaneo carnal, eso que la cultura o la civilización se han dedicado básicamente a complicar, aunque con el resultado de transformar el sexo, de gran secreto, en el mayor espectáculo. 

Y ahora con lo de la prostitución femenina, ya veremos, cupiendo preguntarse si su interdicto no sea más que la puta del iceberg de ese afán pseudoizquierdoso de hacer desaparecer del paisaje, y del paisanaje, todo aquello que, no siendo natural, es declarado absurdamente ‘naturalizable’ mediante la ingeniería histórica, a la que tanto empeño ponen. Y todo por no haber leído ni a sus clásicos. 

Decía Adorno algo así como que la mujer individual, que vive enteramente dominada por la lógica masculina, representa a la naturaleza, pero como todo lo presuntamente natural, al estar bajo la acción de la historia queda desnaturalizada. Así es que, menos lobos.
Y de salvar a las putas, aún menos. Excepto a las que hagan funcionarias, ya sea de carrera (la otra) o de empleo, que es la rama ideal para ejercer y meritocratear, y por ello saturada de políticos, bajo el control de la partitocracia, ese gran proxeneta. Y a los putos, es que ni mencionarlos. Y mira que hay.

Y es que, según ellos y ellas, si la prostitución femenina es una desgracia objeto de explotación (la dichosa ecoñomía) que hay que erradicar aunque sea con algo tan patriarcal como su prohibición, sin más, haciendo de tal acto la quinta excepción ibérica, tras el lince, el cerdo, el macho (en tiempos del landismo) y ahora el tope del gas, la prostitución masculina es solo un vicio. Y no explotable. De ahí que no sepa cómo calificar la última visita de Sánchez a Rabat. Y es que, ¡qué les dará el moro, qué les dará!

No hay comentarios:

Publicar un comentario