jueves, 30 de junio de 2022

El gran robo

Los ladrones no es que sean como las bicicletas, para el verano, ya que prosperan en toda temporada, pero con la

verana es que lo bordan, y en esta llevan ya cuatro agostos seguidos haciendo el ídem –será por la calora–, con el rollo de la guerra, como si las sandías, que te las comes de una sentá, vinieran de Kiev. 

Así es que, viendo el pampaneo, todo el mundo se ha tirado a robar, él me roba a mí, yo te robo a ti y tú a quien puedas. Es el nuevo mandato divino: robad, por si sois robados (que lo seréis). Una consigna que no hacía mucha falta en un país en el que, estudies o no, todo el mundo parece traer de serie la FP de la socaliña, y el que no, se la saca con la gorra, en una escuela de verano. Licencia para robar. Los 007 del Mediterráneo. Bueno, y ahora del Atlántico Norte, que es más. 

Tú le dices a un celtíbero de Ontur, o de Tornavacas, que está, que pertenece el tío al Atlántico Norte, y se pone así de hueco en medio de la pradera, porque no es lo mismo que te roben para hacerse un chalé o tomarse unas birras, en el caso de un pobre desalmado sirlero, que te expriman para poder pertenecer a un buen club y que al menos el presidente pueda hacer carrera y garantizarse un buen puesto por ahí a renglón seguido de dejar esto hecho unos zorros, gastarse la guita y hacer el bienqueda con otros manguis, recibiendo a julais como Biden, que no sé si sabrá si ha venido a lo de la NATO, la OTAN, la TANO o a lo del LGTBI. 

Aunque siempre ha habido clases (de ladrones, me refiero), y cuando Aznar, por ejemplo, quería sacrificar la gallina nacional en pos de su aspirantazgo como líder mundial, al menos esta estaba gorda. Pero este es más alto, más guapo y más socialista, aunque esto último es más que dudoso. 

Y más ducho en el idioma del carterismo internacional, ese que trata de vendernos que la inflación y la nueva miseria obedece a todo, la demanda, la salida del Covid, los atascos de mercancías, menos a esa orden que parece recorrer el mundo: “ladrones del mundo, creced y multiplicaos. Robad, que el mundo se acaba”. Que no sé para qué querrán entonces los cuartos. Como no sea para seguir robando… 

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