viernes, 3 de febrero de 2023

Cigüeñas

 Conforme las españolas/es van dejando de parir, el número de cigüeñas no deja de aumentar por nuestros pagos, aunque hayan pasado de temporeras a ser fijas discontinuas, que es lo que se lleva en los gremios, y que en realidad es lo mismo. 

Es así que, al estar fallando los encargos más que el Ogino, estas repartidoras de buena esperanza, que diría una abuelita cursi, han devenido paqueteras en paro intermitente, y al calor del cambio climático han acabado por instalarse acá, en los destríos,  comistrajeando basuras, como todo quisque, por otra parte, y, ya puestos, reproducirse. El ministerio del Interior, pues, ha sido derrotado por el efecto invernadero, y las cigüeñas, consideradas ya migrantes con derecho a cocina, van perdiendo su carácter nómada al naturalizarse como blancas residentes eventuales sin papeles (BRESP). Bien. 

El daño colateral de esto es la pérdida de funciones de san Blas, especialmente la de hacer de introductor de embajadores, ellas, y más que de la primavera, de sus preparativos, anticipándose así a Becquer y sus golondrinas, a búhos, mirlos, marmotas, morciguillos y otros bichos de agüero regular y peor leche. 

Lo cual es todo un boicot al patrón de los otorrinos –aunque, al paso que lleva la sanidad, en vez de a ellos, nos van a mandar al ornitorrinco-. Pero solo uno más, pues son muchos los agravios y recortes con los que ha de bregar para mantenerse vigente y permanecer en el almario, que un santo sin nada que proteger es casi peor que un ministro sin nada que hacer (véase Garzón). 

Desde los quintos del año (sustituidos por el cubo de quintos, que no hay quinto malo), a los que se obsequiaba con sus migas y rosquillas –por si era las únicas que algunos se comían-, a los faringíticos, amigdalíticos, aquejados de garrotillo y agarganchados en general –gargantas profundas no-, por los que velaba antes de la hipervacunación, como gran primer romero del año -san Blas bendito, cúrame la garganta y el apetito (en singular)-. 

Pero lo que es las cigüeñas, están. Y tras los matachines o la corrida de la bandera (de Balazote, no de Cibeles), aparecerán. Es lo suyo. Por san Blas…

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