jueves, 20 de abril de 2023

El Eroticón

Como no se me alcanza eso que llaman erótica del poder -y de la otra es que ya ni me acuerdo-, mi onanismo más socorrido últimamente es imaginar a Sánchez frente al espejo, ese fetiche que para cualquier narcisista es además su oráculo del mundo, a lo madrastra de Blancanieves -¿qué otra cosa si no es para un mortal un gobernante?-, tararear a modo de pregunta y en vez del “espejto, espejito”, como dirigiéndose a su público, insinuante, con ese tono impostado que ponen los asesinos cuando quieren camelarse el instinto de amamantar infantes y otras fieras de esa madre descarriada o de esa abuela/o, que es lo mismo, que él sabe siempre hay más allá de la pantalla:

 Ahora te debes callar y vas a saborear el exquisito manjar que pongo en tu boca. 

Y me imagino una sonrisa lobuna, nada acorde con el ministerio de Igualdad. Pero igual da. Prosigue: 

Sé que me harás disfrutar, que te vas a esmerar, como siempre lo harás, muy bien, muy bien. 

Leve pasito y meneíto de cadera. Ahí está. Bordándolo. Se gusta. Y sigue con el estribillo de esa canción pegada a su hipotálamo como una lapa en plena adolescencia: 


Pero cariño no pares, tú sigue y no pares, que Dios te lo pague, que lo haces muy bien. 

Y ahí mira fijo al espejo. Penetrante, regocijado, seguro de su seducción, sabiendo que todo ese público que está detrás del mercurio (a esas horas ya derretido) del espejo frente a él -o ella, si lo vemos como alter ego de la reina Grimhilde del cuento que tan fielmente representa- le hará lo que le pide, esa manola electoral para hacerlo imperecedero otro cuatrienio, porque él lo vale y lo hace muy bien. Y lo repite:

 Lo estás haciendo muy bien, muy bien. 

Y es tanta su empatía consigo mismo que entre los retortijones de gozo que empieza a sentir, parece oír en el eco de su voz, a miles, millones, a todas esas bocas prestas a masajearle -el medio es el masaje, decía McLuhan- lo que les ponga en ellas, o en sus pequeñas cuentas corrientes, o aunque solo sea en sus retinas ese su contoneante paseíllo olímpico ante las cámaras: ¡Lo estás haciendo muy bien, muy bien, muy bien!. 

Y los que ponen la boca, ni te cuento. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario