jueves, 24 de agosto de 2023

Rubiales

Está claro que el ínclito es ya el impresentable del mes. Aunque el campeonato mundial lo tenga crudo, según está el patio en lo tocante, con perdón, a gerifaltes del deporte, ese pozo moura insondable adonde va a parar lo mejor del culo de cada casa. Así que nada nuevo bajo el sol (ni las cloacas). 

Pero en agosto, la calora, el yintoni y la depilady, se nos suele olvidar tirar de la cadena, y luego flota cada cosa…, y si huele, esto es España, la famosa excepción. Y con Rubiales, es que te jiñas. Pero, ¿y ellas, las chicas, las leonas, las rojas, o “nuestras mujeres”, como ha dicho Borrell? Ha tenido que haber una presión política, mediática y mafiosa para acabar denunciando el famoso ósculo. 

Mientras, ha primado lo que prima en ese ambiente de piña juramentada donde el trepismo y el show mandan, la connivencia de la mierda se queda en el vestuario, y donde se espera y se calla, también la homosexualidad, curiosamente, como los varones, y ello pese al machiruleo tenido a gala -con el que nada desentona el tocahuevos de Rubiales en la final-, con tal de llegar arriba y triunfar bajo ese principio de “solo hay un puesto, el primero”, que preside toda carrera del deporte de masas, lleno de pendejadas. Hábitos todos del deporte masculino, asumidos, dejémonos de historias, también por las féminas. Y ahora resulta que, ¡por haber ganado un mundial!, un ser así de cutre no puede continuar. 

Aquellos sí que eran besos
Como si hasta aquí ellas, él, la Federación, los clubes y la misma afición no hubiesen alimentado desde el machifutbolerismo lo de echarle cojones, te como los menudillos o a por ellas que son unas moñas. 

Y nos salen por lo del abuso sexual. ¡Venga ya!. Cuando hasta antesdeayer, la besada iba de freudiana -nunca hay reciprocidad en el goce sexual- sin decirlo, para no darle la razón al jefe besante, que sin conocer quizás a Lacan (o creerlo algún centrocampista extracomunitario), mantiene su tesis de que la relación sexual, en realidad no existe. Y ha tenido que venir un sindicato de futbolistas a dictar la diferencia. Y es que esto ha cambiado lo suyo, y cuando la española (no) besa, es que (no) besa de verdad.


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